En los tres ensayos que conforman este pequeño volumen tienen gran importancia dos ejes: el temporal y el espacial. El más relevante, como se aprecia en el título mismo, es el del tiempo. Muchos estudiosos de la cultura griega vuelcan casi todo su interés en la época llamada clásica —en la cual supuestamente fue creado todo lo que de más valioso tuvo para ella misma, así como para la cultura occidental— y, después, se estudia la época helenística por ser la continuación (a veces considerada “decadente”) de lo realizado en los siglos V y IV antes de nuestra era. Yo no comparto en absoluto esa visión: ni Homero ni los dramaturgos serían lo que son sin la existencia previa de una cultura micénica, producto de la mezcla entre las etnias aborígenes de la Hélade y los diferentes grupos griegos que se asentaron después en el continente.
En otras palabras: podemos dividir la historia de Grecia en diferentes épocas con fines de estudio, pero es un continuo de cuatro mil años que es necesario contemplar en su totalidad, si en realidad queremos entender sus partes. Estos tres ensayos no fueron escritos expresamente para conformar un volumen, a fin de ilustrar el devenir histórico de Grecia, son producto de tres conferencias: la primera fue presentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, para la Cátedra extraordinaria Alfonso y Gabriel Méndez Plancarte, en julio de 2002. La segunda es una versión más amplia de una ponencia presentada en las Jornadas Filológicas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en diciembre de 2002. La tercera se dio en octubre de 2001, en el XI Encuentro Internacional de Traducción Literaria, en la Universidad Intercontinental.