En el México de finales del siglo xix, se observó el surgimiento de gran cantidad de textos que se publicaron con pretensiones de generar, simultáneamente, una lectura referencial y literaria: comenzaron a editarse diarios, autobiografías y memorias, géneros que vinieron a alimentar una incipiente tradición de escrituras del yo, en la que los relatos de viaje habían ido formando un público. Así se fue configurando un marco discursivo propio para el espacio autobiográfico, en el que los textos se reconocían en su doble dimensión histórica y literaria.
Tras una revisión de los enfoques teóricos adecuados para el propósito, este libro ofrece un panorama de obras adscritas a ese ámbito discursivo y un análisis de las características con que éste se fue configurando. Uno de los primeros textos que nos permite explorar la formación de ese espacio autobiográfico es Impresiones y recuerdos (1893), de Federico Gamboa, concebido y publicado durante su estancia en Buenos Aires, hecho que posibilita estudiar comparativamente las tradiciones mexicana y argentina, y la distinta recepción que tuvo en ambas latitudes, lo cual arroja conclusiones novedosas para el acercamiento crítico a este género.