Balam Rodrigo escribe acerca de Cofre de pájaro muerto: “Cofre de pájaro muerto está escrito con la hoz de un lápiz–vértebra de árbol, colmillo de can onírico, relámpago de grafito- y nos revela un personalísimo bosque de sílabas donde ethos y poiesis confluyen para dar lugar a otra forma de ver el mundo y reclamarlo con lúcida y múltiple voz. De este modo, los distintos registros líricos que caracterizan esta obra remueven los escombros de la memoria y tatúan su poesía futura en la corteza de nuestra sangre.
Erguido en medio de la herida abierta de una patria sumida en la barbarie y la violencia cotidianas, Armando Salgado –uno de los mejores poetas de su generación- alza la voz y nos habla lo mismo de sus tribulaciones estéticas y familiares que de Cherán, Richard Dadd, el río Cupatitzio, Oliver Sacks e incluso el mar.
Poesía límite tatuada en las orillas del corazón y escrita siempre al borde del abismo, aquí se escucha el furioso oleaje de los ladridos que crece desde la rabia, pero con la esperanza y el amor en los labios, tal como dice su autor: ‘Es mi sangre: arena movediza; contiene las piedras que he lanzado contra mí. Y estoy seguro también que contra nosotros’”.