La presente antología de trabajos de M. O. Montenay (Le Puy, Francia, 1877-1952), que aparecen por primera vez en español, es una muestra suficiente de sus singulares investigaciones en torno a comunidades secretas y a la filosofía hermética.
Políglota notable, y tenaz viajero e investigador, formó parte importante en el despertar europeo contemporáneo por el eoterismo del medio oriente y por el hermetismo de raíz europea. Sus trabajos iniciales aparecieron por vez primera en 1929, como Recontes de la pensée perdu, en su mayoría pequeños relatos simbólicos a propósito de catedrales francesas. Luego, sus largos viajes y su dominio de varias lenguas orientales y europeas, le permitieron conformar una numerosa serie de ensayos sobre la transmisión de tradiciones herméticas en Europa y Medio Oriente, que publicados poco antes de su muerte, en 1950, como Contes et écrits gnostiques, constituyen una de las obras fundamentales de nuestro siglo. Una tercera parte de sus trabajos se centró exclusivamente en el análisis de los evangelios gnósticos de Knobosquion, encontrados a finales de la década de los cuarenta, conocidos ahora como Biblioteca de Nag-Hammadi, y que son los únicos documentos que disponemos para conocer la corriente gnóstica de los orígenes del cristianismo. La presente edición contiene trabajos de esos tres periodos de sus investigaciones. Como apunta Carlos Montemayor en el prólogo: "Aunque breve, esta selección de escritos gnósticos de M. O. Mortenay, que aparece por primera vez en nuestra lengua, aspira a dar una muestra del pensamiento de un autor que, si bien no tuvo el destino de Scholem, Ouspensky o Fulcanelli, sí amó tan intensa y profundamente como Yeats, Pessoa, Daumal o Luc Dietrich, el esencial conocimiento del mundo".
La compleja vida de M. O. Mortenay se manifiesta en su obra como corresponsal de prensa a principios de siglo en varias regiones de Medio Oriente y en sus cuidadosos estudios de grupos y hermandades secretas, particularmente en los países árabes. Su obra es útil para el conocimiento del esoterismo de Medio Oriente y el hermetismo de raíz europea. Útil, porque fue uno de los primeros europeos del siglo XX en experimentar esa pasión; también, porque pensó que cada parte del mundo es una esfera delimitada de por una conciencia geológica de la que deriva una tradición religiosa específica. Aunque breve, esta selección de escritos gnósticos de M. O. Mortenay, que aparecen por primera vez en nuestra lengua, aspiran a mostrar el pensamiento de un autor que, si bien no tuvo el destino de Scholem, Ouspensky o Fulcanelli, sí amó tan intensa y profundamente como Yeats, Pessoa, Daumal o Luc Dietrich, el esencial conocimiento del mundo.
Carlos Montemayor