Rubén Salazar Mallén (1905-1986), ensayista de temas políticos y literarios, escribió relatos y novelas sobre los bajos fondos capitalinos y las luchas sociales, entre los que se destaca Soledad (1944).

Realizó sus estudios profesionales en la Universidad Nacional de México, donde fue discípulo, en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de Antonio Caso, en la que se tituló como abogado en 1934. Ejerció brevemente su carrera para dedicarse después a la docencia y al periodismo. Fue profesor de la Escuela Nacional Preparatoria (enp), de la Facultad de Derecho (fd), de la Escuela de Altos Estudios (hoy Facultad de Filosofía y Letras, ffl) y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (fcps) de la unam. Fundó la Alianza Popular Mexicana (sus vínculos ideológicos estuvieron orientados hacia el comunismo, el fascismo y el anarquismo). Publicó su obra de ficción y ensayo político en múltiples revistas y diarios capitalinos y de provincia, entre ellos: Contemporáneos, Examen, Hoy, Mañana, Letras Potosinas, Siempre!, Jueves de Excelsior, Unomásuno, El Universal, Excelsior, El Diario de Yucatán, El Siglo de Torreón, El Porvenir, de Monterrey, El Dictamen, de Veracruz, y El Informador, de Guadalajara. Su famosa novela, inconclusa, "Cariátide", fue traducida al inglés por su hermana Helena Salazar Mallén.

Rubén Salazar Mallén, narrador y ensayista, escribió también una obra de teatro. Si bien se le vincula con el grupo de Los Contemporáneos, tanto por la semejanza inicial del estilo narrativo entre ellos, específicamente por la llamada "novela lírica", como por el hecho de que fuera colaborador de las revistas donde ellos publicaban, bien pronto se distinguiría por intereses diferentes y por el lenguaje "procaz, cínico y obsceno", con el que la prensa de su tiempo lo calificó, a partir de la publicación de algunos fragmentos de su novela "Cariátide" (que el propio autor quemó y reelaboró bajo el nombre de Camaradas), la que de cierta manera le daría su fama posterior, ya que el autor fue enjuiciado penalmente y suspendida la revista Examen (dirigida por Jorge Cuesta), donde se publicó “Cariátide”. La misma suerte corrió su única obra de teatro, Ninón, cuya representación fue prohibida. Los primeros cuentos del autor ("Cinta", "Espuma", "Acuario"), son de carácter juvenil e idílico, pero los temas realistas y el habla popular elegidos, anuncian ya lo que será su producción novelística. Fue considerado por sus críticos como el creador de la "novela ideológica", ya que sus personajes, activistas de alguna corriente política, mueren antes de lograr incidir y transformar los mecanismos de actuar del trabajador de estratos sociales bajos. Entre algunas: Páramo (desarrollada en el ámbito universitario, a través de su protagonista, un reconocido profesor), Camaradas (que parece revivir a los personajes juveniles de "Cariátide", pero que explora la comunidad con la clase obrera de entonces), ¡Viva México! (cuya trama se instala en el melodrama familiar), La sangre vacía (en la que el erotismo se muestra al ser crudamente contado) y la mencionada "Cariátide" (en la que se evidenciaba el desconocimiento y abismo que separaba a sus protagonistas de la clase obrera). Otra de sus novelas, Soledad, representó un cambio temático y formal, pues narra el vacío de su protagonista, un burócrata, Aquiles Alcázar, a través de un angustiante soliloquio, en el transcurso de solo un día. Su obra ensayística comprende varios títulos, en los que la intención, en su mayor parte, es de carácter político-ideológico ("antipolítico", anota uno de sus críticos), o literario, como lo es su estudio Apuntes para una biografía de Sor Juana Inés de la Cruz, además de varios prólogos a escritores mexicanos y un polémico ensayo: Las ostras o la literatura, en el que considera que las artes plásticas son una simple reproducción manual. En su libro Adela y yo, reúne todos los testimonios de censura y de defensa de "Cariátide", su obra de teatro, Ninón, así como los referentes a la escritora Adela Palacios y su novela Hombres, que también recibió críticas desfavorables. Casi hacia el final de su vida escribió una novela por entregas: El paraíso podrido, que después se publicaría como libro. La mayor parte de su obra periodística está dispersa en las numerosas publicaciones periódicas donde colaboró por cerca de sesenta años, y otra, recopilada y seleccionada por José Luis Ontiveros, en el libro Rubén Salazar Mallén y lo mexicano. Entre 1984 y 1985 divulgó sus memorias en la columna "Remembranzas de un desmemoriado", en la revista Jueves de Excelsior y en el diario Unomásuno.