La obra de Ramón López Velarde (1888-1921) es una de las pruebas más claras de que las grandes creaciones son inagotables; al poeta zacatecano se le han dedicado innumerables y muy diversos ensayos, aproximaciones críticas, estudios históricos, investigaciones de todo tipo (entre las que cabría destacar las de Allen W. Phillips, Octavio Paz y Gabriel Zaid), pero tal vez nadie antes que Francisco Torres Córdova se había planteado dejar hablar a los textos mismos, escribir de literatura desde la literatura misma. La presencia de algunos pensadores es evidente en este libro, en especial Gaston Bachelard; y es que en el misterio inherente a ciertas imágenes de López Velarde (como el erotismo de una ficha de dominó) está de cuerpo entero el misterio de la creación, ése que el psicoanálisis de los elementos quiso llevar a la luz. Francisco Torres Córdova, quien ha publicado anteriormente el libro de poemas La ranura del ojo (UNAM, 1981) hace de esta nueva forma de la voluntad analítica su carta de legitimidad.