2010 / 25 feb 2019 15:21
De este autor apenas tenemos la muy escueta noticia de Beristáin: “natural de la Puebla de los Ángeles, doctor y canónigo de Valladolid de Michoacán”.[1] Salvador Cruz precisa algunos datos más: Reina Zeballos nació en Tehuacán de las Granadas (Puebla) el 22 de abril de 1703, hijo del alférez Francisco de Reina y de doña Micaela Zeballos.[2] En la portada de su obra La elocuencia del silencio se dice del autor: “abogado de los Reales Consejos, de la Real Audiencia de México, de reos del Santo Oficio y promotor fiscal del obispado de Mechoacán”.
Beristáin sólo cita la ya mencionada Elocuencia del silencio. Poema heroico, vida y martirio del gran protomártir... san Juan Nepomuceno (Madrid, Miguel de Peralta, 1738), dedicada al confesor de Felipe v, Guillermo Clarke. Poema en diez cantos, con un total de ¡624 octavas! de un tardío gongorismo, por momentos, difícil de soportar:
Desciende deidad sacra, a quien da el labio
mudo, elocuente, culto, que te invoca
mi pluma, cuyas líneas regle sabio
el índice que nudo es de tu boca.
No Piérides parleras por agravio
culpéis mi adoración, que sólo toca
a Harpócrates, que amante reverencio,
la inspiración sagrada del silencio.[3]
Menéndez Pelayo se burla de Reina Zeballos diciendo que “la elocuencia del silencio” es precisamente lo que le hubiera convenido al poeta: “de quien [se refiere a Reina Zeballos] poco bueno puede decirse, salvo que versificaba con robustez, dote común en los poetas de su escuela [el gongorismo], y que propendía más a lo conceptuoso que a lo culterano”.[4]