2010 / 25 feb 2019 15:26
Ningún historiador de la literatura mexicana menciona a Segura. No existe para Francisco Pimentel, ni para José María Vigil, Carlos González Peña, Julio Jiménez Rueda, Alfonso Reyes, ni siquiera para el acucioso Méndez Plancarte. Sólo dos bibliógrafos dan noticia de este autor. El primero es José Mariano Beristáin:
Fray Juan Antonio Segura Troncoso: natural de la ciudad de México, maestro teólogo del militar orden de Nuestra Señora de la Merced, rector del Colegio de San Pedro Pascual y comendador del Convento Grande de México. Visitador y provincial de la Provincia de la Visitación de la Nueva España y calificador de la Inquisición. Fue gran escolástico, muy versado en la lectura de los Santos Padres, orador y poeta muy acreditado, y estableció en México una Academia de Poesía, de que era presidente.[1]
La Academia a la que se refiere Beristáin se conoció con el nombre de Guadalupana. En las composiciones introductorias a cada una de las reuniones se invoca, además del favor de las Musas, el amparo de la Virgen de Guadalupe:
Mas si acostumbra un poeta, cuando aspira
a escribir, invocar por protectora
Musa, con cuyo influjo se asegura;
más soberana luz mi avena inspira
si en Guadalupe busco sacra aurora,
de Concepción en gracia imagen pura;
influya, pues, Señora, tu dulzura
(o mexicano esmero de María)
números suaves a la lira mía.[2]
Beristáin menciona las siguientes obras, publicadas entre 1718 y 1720 (nótese que las primeras tres son elogios a santos, y de las dos restantes, sermones):
El árbol genealógico: elogio de la Santa Cruz (México, Ribera, 1718).
El milagro de la pintura: elogio de Nuestra Señora de Guadalupe de México (México, Ribera, 1720).
Elogio de san Pedro apóstol (México, Hogal, 1730).
Sermón de Capítulo Provincial (México, Hogal, 1737).
Sermón de Dedicación de iglesia (México, Hogal, 1738).
Dejó seis manuscritos, todos –según Beristáin– “en la biblioteca de los padres Mercedarios de Mégico”:
El Séneca de la Merced: moralidad joco-seria entre Epicuro y Momo.
Sermones varios (un tomo).
Poesías varias (un tomo).
Defensa de un reo religioso que en una prelacía disipó los bienes de un convento.
Comentario al arte Poética de Horacio.
Comentarios a varias. Oraciones de Cicerón.[3]
La otra noticia sobre Segura proviene de José Toribio Medina, quien reproduce la siguiente nota:
El 22 [de octubre de 1741] falleció a los 61 años de su edad, en el Real consejo de Nuestra Señora de la Merced, el reverendo padre maestro fray Juan Antonio de Segura Troncoso… cuyo porfiado, tenaz, continuo estudio en todas líneas, así le hizo grande en la oratoria, profundo en lo escolástico, sutil en lo moral, insigne en lo dogmático, en lo místico diestro, como por la facilidad, dulzura y agudeza en la poesía, justamente celebrado y aplaudido de la república literaria, de quien por estas y otras prendas agradables, se granjeó las primeras estimaciones y en esta ocasión el universal sentimiento. Diósele sepultura al día siguiente, a que asistieron los prelados y comunidades.[4]
Hasta aquí lo que se puede recoger sobre este prolífico autor.
En cuanto al volumen Poemas varios (del que tomo todo lo que aquí incluyo), es difícil saber si fray Antonio tenía destinado su manuscrito para la imprenta. Por lo que asienta en el prólogo, parece que estaba decidido a someter sus borrones a la censura de los críticos, pero no sé si haciéndolo circular mediante traslados o en forma impresa:
me moví a juntar y enquadernar estos papeles, breve effecto de algunos ratos que permite la diversión a lícitos ocios; no por grangear aplausso, sino por dexar algo en que los curiosos gasten con algún gusto el caudal de su ingenio, pues los discretos disculparán lo que hallazen no acertado con la razón de no ser professión ni officio proprio; y los menos advertidos, que tales son los muy preciados, tendrán en que hincar los dientes y dar repelones; y aunque a los unos quedaré agradecido, de los otros no quedaré quexoso; pues yo me tengo la culpa en aver puesto a sus ojos los defectos de mi cortedad conocida; y assí advierto que por ser obra de una Academia guardé los primeros y después la ocasión hizo no despreciar los otros; y todos los entrego a tu discreción para que te entretengas. Dios te guarde, lector, y te libere de ser Poeta, y si ya has caído en la tentación te convierta quanto antes (s.f.).
El manuscrito está elaborado con sumo cuidado. Contiene portada con título y autor; hasta el folio 66 es trabajo de copista con algunas anotaciones que parecen ser del propio Segura. A partir del folio 67, creo que es el mismo Segura el que traslada los textos. El tomo reúne los escritos de las diferentes reuniones de la Academia. Participaban en ella, además de Segura, José de Villerías, Antonio Deza y Ulloa, alto burócrata novohispano y patrono de la Academia, Pedro Muñoz de Castro, Francisco del Río, Juan José Gutiérrez, Juan de Magallanes, Francisco Díaz, y otros autores que no ha sido posible identificar, porque no participaron con obra sino sólo como contertulios (lo que se deduce de la introducción a la Academia, en la que se hace alusión a todos los asistentes: Juan José Coronel, un tal Laso, un don Cosme, entre otros). Pedro Muñoz de Castro figura en los Poetas novohispanos de Méndez Plancarte (con poemas del Triunfo parténico y con dos letras de un juego de villancicos, no con su obra “académica”);[5] de los demás ésta es la primera noticia que se da.
Incluyo composiciones de Segura y de algunos otros autores, prácticamente desconocidos, pero con obra digna de ser conocida.