Angelina Muñiz-Huberman publicó hace ya casi viente años su libro Castillos en la tierra. Llevaba un subtítulo extraño, inquietante, "Seudomemorias". Pertenece a la generación de escritores llamada Hispano mexicana, formada por lo que llegaron a México siendo adolescentes o niños (ella nació ya en el exilio, en Hyères en Francia, y después de una corta estancia en Cuba, llegó a México en 1942) y desarrollaron su actividad como escritores en nuestro país. Para esa generación, y para el exilio en su conjunto, las memorias fueron muy importantes como género creativo, subtítulo que la autora sugiere y que es más evidente ahora en este Hacia Malinalco, tercera entrega de las seudomemorias: la condición a la vez vivida e imaginada de la memoria para mejor dar cabida en la prosa a sus dotes de narradora, poeta y ensayista, sin estar sujeta a ninguna regla, y consigue con ello un emocionante e inclasificable texto que se suma a su notable obra literaria.