Toda la luz es una suerte de antología personal que la autora ha elaborado a lo largo de muchos años de escritura, en los que la prosa narrativa fue dejando su lugar al poema en prosa sin dejar, sin embargo, de narrar ese devenir del ser como presencia que distingue a toda su obra. el título mismo nos insinúa que se trata de un ejercicio de concentración, pero en el que toda la luz no nos deslumbra sino que nos ilumina, nos revela la libertad de la transparencia del cuerpo.Pero seleccionar y ordenar textos, antologar en suma, es un proceso de carácter temporal, en el que—sobre todo en este libro— se aspira a otro orden, no ligado a las convenciones de la sucesión y en donde le pasado, el presente y el futuro son en realidad simultáneos. Toda escritura aspira a ser sagrada para quien la escribe, sí, pero sobre todo para quien la lee.
Que la revelación se inscribe en lo cotidiano es algo que el mito nos ha mostrado una y otra vez. Por eso a lo largo de los textos aquí incluidos los personajes de la mitología abandonan su estatuto simbólico para encarnar en la voz concreta y personal.
Constantemente el libro insiste en ese sentido que va de lo individual a lo colectivo articulado en el gozne preciso del diálogo, de esa luz que es toda porque es de dos (como señala la misma autora). La intensidad alcanzada en Toda la luz adquiere, paradoja del destino, la serenidad en ese fuego. Libro estremecido y estremecedor alcanza en su conjunto la condición de una milagrosa paz interior.
Antología que constituye una selección de narrativa de una de las escritoras más emblemáticas de la literatura mexicana. Los textos permiten apreciar la unidad estilística y la diversidad temática que caracterizan la obra de Seligson.