“No corras tras la poesía, ella sola penetra por las junturas”, escribió Robert Bresson en una de sus notas sobre el cinematógrafo. Lo que Selene Flores desarrolla en Cinema bien podría ser el producto de la asimilación de esa idea; lejos de efectismos, su escritura renuncia a la pretensión de ser "poética" para darse a la tarea de construir -con paciencia- breves escenas en las que casi siempre faltan piezas, pero que nos abducen gracias a su extrañeza y austeridad. A veces lo que queda es un fantasma, una cara borrosa, el brillo de una joya, una carcajada; lo que se muestra está incompleto, mas la fuerza que surge de los huecos lo compensa. Así que aceptamos el juego, unimos cabos hasta llegar a un sitio familiar. Entonces hay un corte y nos vemos nuevamente descolocados, rodeados de neblina. Nadie corre en Cinema, cada fotograma fue colocado en su lugar con cuidado. Cada anzuelo. ¿A quién seguimos? ¿En dónde estamos parados? La pantalla se va a negro. Fuimos golpeados por algo y no supimos cómo.
Luis Eduardo García