Una de las aspiraciones permanentes de la filosofía es poder plasmar sus ideas en términos literarios —fábulas, relatos, poemas, narraciones— que además de pensar esas ideas las encarnen en representaciones ficticias que permanezcan en el imaginario colectivo y en el de cada uno de los lectores no profesionales. Las razones son varias, pero aquí señalaré dos: la primera, evitar el desgaste del tiempo, lo que llamaríamos el envejecimiento de la argumentación; la segunda, la obra literaria comunica con un margen de ironía y humor que vuelve accesible las ideas y conceptos por un camino más directo. Así Julián Serna busca, en este libro, un ejercicio de síntesis literaria de ideas, conceptos y reflexiones que ha manejado en otros libros, justamente para liberarlos de su condición de tesis filosóficas. No es poco riesgo, pues al realizar el proceso de trasladado se pueden ver transformados en formulaciones vacías, huecas, sólo sostenidas en la solemnidad de su enunciación. Pero el autor consigue superar esa dificultad al construir verdaderas piezas literario-conceptuales, que desbloquean el sentido cerrado del sistema reflexivo. A diferencia del uso genérico del aforismo en libros anteriores en este procede de forma diferente: la paradoja se transforma en narración al margen de la historia principal —sea novela o tratado filosófico— y si bien vuelve a la contradicción resuelta en certeza le agrega la duda inevitable, de tono borgiano, para que el pensamiento contemporáneo se transforme en una denuncia de la situación social y anímica, como señala su título: sólo lo efímero es real, con ecos de Marx a través Marshall Berman, ya que «todo lo sólido se desvanece en el aire». Se trata, pues, de un nuevo giro, un nuevo arraigo, pero ahora en lo efímero como realidad. Expuestas estas razones recomiendo ampliamente la lectura de Sólo lo efímero es real.
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Obras por número o año
Obras por género literario
