Hay en este libro de cuentos misterios logrados con gran concisión. Al leerlos, sin embargo, no se desea despejarlos, averiguar certezas incuestionables. Más bien se aspira a quedar atrapado en ellos. Rondarlos y asediarlos con la esperanza de entender así que la vida diaria en verdad se encuentra llena de esos requisitos cautivantes: un traje de astronauta en un eterno viaje sideral; casas y árboles que nos apresan; vacas diminutas que hablan de futuro; parejas de ancianos que alucinan otras dimensiones de la existencia. Con un cierto grado de a temporalidad los relatos en este volumen nos permitirán reconocer un narrador de altos vuelos imaginativos, con una gran capacidad para concentrar efectos narrativos e instalarnos, al final, en la sorpresa. De muchos autores o libros se puede decir que no tiene desperdicio. Creernos que este es uno de esos casos.