La saga familiar es un terreno fértil para la novela, y no porque la narración copie la vida sino porque la vida copia la ficción y le da, con su condición de cuento realista, la capacidad de traer a la mesa de la página los fantasmas que nos rodean a través de las historias de familia. Octavio Curiel nos da en la Larga Cabalgata esa condición de arraigo en el tiempo de la migración en la que las personas llevan a cuestas su casa en las costumbres y la necesidad de rcrear lo vivido por nuestros acncestros como si fuera —y lo es— uno mismo quien lo viviera. Como reza el subtítulo de na novela —desde las montañas del Líbano hasta las playas de Puerto Vallarta—, Larga Cabalgata da cuenta, con gran intensidad y belleza, de ese periplo que representa una de las migraciones más importantes en México, recreada con la conciencia de que su verdad depende tanto de la vida como de la ficción.