El sol que estás mirando novela la vida de un pueblo cualquiera en el desierto del norte de México. Imágenes caseras, evocaciones familiares, supersticiones y recuerdos de un pasado que representa la solitaria geografía de un tiempo que parece no transcurrir.
El sol que estás mirando podría ser el título de toda la narrativa de Jesús Gardea (Ciudad Delicias, Chihuahua, 1939-2000) pero se trata de una de las primeras novelas del narrador chihuahuense y muestra cómo desde el principio fue consciente de lo que su arriesgada propuesta literaria representaba, al llevar al extremo intuiciones anteriores --sobre todo de Rulfo, pero también de otros escritores-- para contar lo que no es contable, la intensidad en medio de una soledad subrayada por el árido paisaje y las no menos áridas relaciones de los protagonistas con sus semejantes. Una colectividad que se deshace en aras de un individuo que ya estaba desmoronándose, como si estuviera construido de arena, volátil al menor soplo del vendaval, pero aún animada en su lucha por sobrevivir en medio de lago que sólo como eufemismo se puede llamar vida. Los personajes entre sí