La doble moral de la tradicional clase media mexicana empezó a marcarse cada vez con mayor veracidad y dolorosa fiereza al final del siglo XX. A no dudarlo, Inés Arredondo, la maestra del género, abrió la brecha para que otras voces denunciaran la hipocresía, las mentiras aceptadas en que vivimos los mexicanos. Pablo Chapoy se suma a esta corriente y lo hace desde un punto de vista novedoso: el del testigo adolescente que vive la angustia de su propia definición sexual frente a la doble moral de su familia, del padre que vende a la hija, de la madre que no se atreve a denunciar el despojo, del tío hipócrita y ladrón que necesita una hija para justificar sus escondidas y vergonzosas prácticas sexuales, conocidas secretamente por toda la familia.