Sea breve, para leerlo en una sentada y descubrir, con matices de humor, sarcasmo, ironía, cómo nos comportamos y quiénes somos: ¿O tan absurdos y divertidos como la misma cotidianidad?
La prosa incisiva y la vocación crítica del poeta Otto-Raúl González, puesta de manifiesto en esta reunión de textos, comprueba la lucidez de su autor y el espíritu lúdico que lo acompaña desde Diez colores nuevos, pequeño gran libro que se convirtió en un clásico de las letras guatemaltecas. Ser breve en estos tiempos es una proeza, pues lo que sobra es verborrea, discurso hueco. La invitación que desde el título del libro nos hace el autor es, a la vez, una orden, una imprecación preceptiva, un homenaje a los fundadores del cuento corto, de gran tradición en Mesoamérica. Alejado de la retórica plana, didáctica, moralista, ñoña, el volumen que ahora presenta uno de los palindromistas más prolíficos del continente cierra un ciclo en la vida del único sobreviviente de una generación que marcó las letras guatemaltecas.