Juan Antonio Rosado | Angélica Tornero.
2004 / 11 oct 2018 08:11
Este movimiento, iniciado a mediados de 1929, tuvo su origen en el estudio de las condiciones de lucha social que predominaban en el mundo y en México.
Al igual que el Estridentismo, el Agorismo se caracterizó por sus impugnaciones al estado de cosas imperante en la época. El cuestionamiento social fue fundamental para la producción intelectual de los agoristas.
El grupo de escritores que formó parte del Agorismo buscaba poner sus actividades al servicio del pueblo y la clase obrera mexicana.
El movimiento estuvo integrado por Alfredo Álvarez García, José María Benítez, Gilberto Bosques. María del Mar, Manuel Gallardo, Lil-Nahí, Rafael López, Solón de Mel, Josué Mirlo, Pablo C. Moreno, Raúl Ortiz Ávila, Gustavo Ortiz Hernán, Alfredo Ortiz Vidales, Héctor Pérez Martínez, Rafael Ramos Pedrueza, Rafael Lozano, Alfonso Fabila, Jesús S. Soto, Emilio Uribe Romo y Rómulo Velasco Ceballos.
Estos jóvenes intelectuales definieron el Agorismo por medio del órgano oficial del movimiento, conocido con el nombre de Vértice. Según ellos se trataba de un grupo intelectual y de acción dirigido a las masas. No era una nueva teoría del arte, sino una posición definida y viril de la actividad artística frente a la vida. El arte debía tener objetivos profundamente humanos. La misión del artista es, según este grupo, interpretar la realidad cotidiana. Se interesaban por responder al ritmo de los tiempos; el Agorismo sería la velocidad creadora, el arte en movimiento e implicaría la socialización de éste.
Para Gustavo Ortiz Hernán, la juventud agorista debía volver la cara a su propio territorio y abandonar las ideas estéticas extranjeras. Se defendía el concepto del arte como prolongación de la vida cotidiana.
El grupo tuvo entre sus objetivos hacer literatura progresista, sin compromisos con la burguesía; se trataba de abarcar los problemas de la mayoría trabajadora.
Entre sus propuestas estéticas estaban hacer literatura sin temas narcisistas, romper la teoría de la belleza pura, humanizar el arte, reflejar lo social más que lo individual. Uno de sus principales propósitos era homologar el arte a la acción social. En este sentido, el Agorismo puede ser considerado un movimiento cercano a la Literatura de contenido social.
En enero de 1930, el grupo publicó una declaración de principios, donde se establecían dos puntos fundamentales. Por una parte, se hablaba de que la literatura producida en México no respondía a los ideales de la Revolución, sino que guardaba el tono del pasado económico, moral y político y, por otra, la literatura debía ser un objeto útil, capaz de generar una "síntesis de trabajo con fines de aprovechamiento colectivo" para no volverse obsoleta.
Además, el grupo agorista, formado por intelectuales y artistas de vanguardia, tenía entre sus fines capacitar intelectual y sindicalmente a las mayorías trabajadoras; desechar preocupaciones técnicas en la literatura, resaltando cualidades educacionales y combativas que tomaran sus temas de los hechos, y lograr un movimiento de carácter permanente.
Fueron simpatizantes del Agorismo Germán List Arzubide, Diego Rivera, José Muñoz Cota, Baltasar Dromundo, José Rubén Romero, Francisco Díaz de León, el escultor Guillermo Ruiz y otros.
Entre las actividades que el grupo organizó está la exposición de poemas dibujados en tamaño cartel e ilustrados por Francisco Díaz de León, Leopoldo Méndez, Isidoro Ocampo, Abelardo Ávila, Miguel Patino, Jorge González Camarena, Víctor Manuel Escalante, Ignacio Márquez, Feliciano Pela y Manuel Echauri, que se llevó a cabo en "Amaro", carpa instalada en el lado norte de la Alameda Central.
En los Talleres Gráficos de la Nación, el doctor Pruneda publicó diez mil ejemplares de la antología Agorismo, primera Exposición de Poemas, 1929, que llevó como portada un grabado de Leopoldo Méndez.
Además, instalaron en la Alameda otra carpa en la cual se organizaba un programa dedicado a los niños humildes. Este proyecto había sido avalado por el entonces presidente, Emilio Portes Gil.
El Agorismo fue un movimiento breve, que culminó hacia 1930. Además de Vértice, se publicó sólo un número de la revista Agorismo.
Benítez, José María