Este libro, nos dice su autor, «está basado en hechos irreales». Curiosa declaración tratándose de un libro de ensayos. Acaso porque para Rafael Antúnez las fronteras entre realidad e irrealidad nunca han sido muy claras, acaso porque los textos que componen Nostalgias de un fumador, están escritos desde el margen donde realidad e irrealidad se tocan y confunden. Ese margen donde la mentira asume el rol de la verdad y ésta nos parece una mentira. Esa zona donde la reflexión y la invención, el disparate y la narración, la crítica y la celebración conviven: ese margen que solemos llamar ensayo.
Hilvanado por las reflexiones, casi anodinas, de un exfumador (despreciable raza que jamás logrará superar el vicio de ”endulzar el aire“), este libro nos conduce por una colección de aparentes ensayos… Aparentes porque, en realidad, es una suma de presentimientos; la cartografía minuciosa de un mundo fantástico, aunque algunos de los personajes descritos hayan existido o, lo que es mejor, deambulen todavía en ese crisol de irrealidades.