Las páginas de La niña del chirimoyo, contienen la voz de una atrevida chiquilla que con desenfado resuelve los embrollos provocados por su rebeldía. Su palabra es hilo conductor hacia el pasado mediato y remoto, de una comunidad rural del estado de Guerrero. Retorna al camino transitado en el pueblo donde creció. Platicándolo revela un tiempo y una dinámica social que no sólo es la suya, sino la identidad de una región. No igual a muchas seguramente, sino alegremente singular. Llena de candor y preguntas, arroja luz sobre el presente social y político de este escenario del país. Charlar espontáneas, soliloquios, diálogo y empatía; son las herramientas de que se echó mano, para estructurar esta historia oral con la que se pretende atisbar la identidad de un pueblo.