La producción literaria de Yuri Herrera se reduce a narraciones dispersas, un libros de cuentos, dos de literatura infantil/juvenil y cuatro novelas. Dedicarle un volumen monográfico no obedeció a criterios de publicación cuantitativos o al “prestigio” que le han otorgado una serie de premios, sino a ese otro tipo de legitimación que procede de los lectores (“especializados” o no) nacionales y extranjeros, del mercado editorial, de la influencia creciente sobre otros escritores, de su intraducibilidad; pero también a la necesidad de ahondar en el aparente consenso de fascinación por su obra. La consigna de los ensayos aquí reunidos fue abordar temas que traspasaran la especificidad de un texto. Eugenio Santangelo, Felipe Ríos Baeza y como Gerardo Gómez Michel se ocupan de las tres novelas desde perspectivas distintas y complementarias. Mientras que los otros dos ensayos, de Brenda Morales Muñoz e Ivonne Sánchez Becerril se dedican examinar la producción herreriana infantil/juvenil y cuentística, respectivamente, para intentar ofrecer distintas rutas de lectura, así como identificar puentes de contacto entre la obra menos estudiada del hidalguense y sus novelas.