Enciclopedia de la Literatura en México

Diccionario enciclopédico de las lenguas indígenas de México / DELIM

Leopoldo Valiñas
26 sep 2019

mostrar Presentación

La idea de este Diccionario enciclopédico de las lenguas indígenas de México[1] es proporcionarle al lector no especializado en cuestiones antropológicas o lingüísticas la información básica sobre los idiomas y los grupos indígenas mexicanos contemporáneos, permitiéndole tener una referencia léxica cuando en su hacer cotidiano se enfrente con palabras que tienen que ver con la materia. Esta información va encabezada por el término diccionario.

Asimismo, una segunda idea es presentar de forma esquemática y menos lexicográfica (un poquito más descriptiva, pues) la información disponible sobre la localización geográfica y la demografía de los grupos indígenas mexicanos, así como algunos aspectos relacionados con sus lenguas: variantes lingüísticas, vitalidad lingüística e inteligibilidad interdialectal. Esta información va encabezada por el término enciclopedia.

Es un texto básico, muy elemental. Busca presentar en un solo documento las distintas informaciones (que como se verá no son del todo coincidentes entre sí) que el estado mexicano considera como oficiales (al menos, porque son las que se manejan en las principales instituciones gubernamentales encargadas de ello).

mostrar Las definiciones de diccionario

Ante la diversidad e inconsistencias de otras obras lexicográficas que no incluyen todas las denominaciones, ya sea de los grupos o de las lenguas indígenas mexicanos, y ante el compromiso de elaborar un diccionario que, por un lado, no cometiera los mismos errores y, por el otro, permitiera a cualquier persona consultar en un texto la información al respecto, la Comisión de Lexicografía de la Academia Mexicana de la Lengua tomó varias decisiones con el propósito de que todos los grupos étnicos mexicanos y todas las lenguas indígenas habladas en México aparecieran en el Diccionario de mexicanismos. Con el propósito de que toda la información étnica y la lingüística tuvieran la misma importancia, primero se tuvo que tomar una decisión importante: ¿cuántos grupos y lenguas son todos? Segundo, las definiciones deberían ajustarse lo más cercano y coherentemente posible a los principios lexicográficos. Tercero, deberían aparecer los datos más apegados a la realidad y cuarto, se debería registrar, en lo posible, la forma escrita dominante de sus nombres en español, al menos la que la investigación nos permitiera ver como más frecuente, tratando de no excluir ninguna. Esto último, tratando de resolver un problema serio.

Para realizar el trabajo se tomaron en principio los dos textos que en el mundo oficial son los fundamentales. Por un lado, el Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales: Variantes lingüísticas de México con sus autodenominaciones y referencias geoestadísticas, elaborado por el inali y publicado en el Diario Oficial el 14 de enero de 2008 (porque es, en pocas palabras, la versión más acabalada y adecuada en términos políticos y legales que hay sobre las lenguas mexicanas aunque no lo sea desde una perspectiva científica) y, por otro, el importante conjunto de textos publicados por la cdi, en especial las diferentes monografías de los pueblos indígenas del México contemporáneo más el Atlas de los Pueblos Indígenas de México.[2] La idea central de todo esto fue la de “conciliar” la información que podemos calificar de política con la académica. Obviamente esto nos obligó a acudir frecuentemente a informaciones especializadas para hacer alguna precisión o tratar de aclarar algún punto.

Se hizo el trabajo y todos los grupos étnicos y sus lenguas están por aparecer como entradas lexicográficas. Para cada uno de los nombres, ya sea del grupo étnico o de su lengua, se siguió el siguiente modelo, con cinco acepciones:

          Nombre (del grupo étnico y de la lengua)
                Cuando la palabra funciona como adjetivo:
                      1. Su relación con el #grupo étnico#.
                      2. Su relación con la #lengua#.
                Cuando la palabra funciona como sustantivo:
                      3. La persona así nombrada.
                      4. El grupo étnico, tomando como variable
                      definidora su lugar de residencia.
                      5. La lengua, indicando la familia lingüística
                      a la que pertenece y al subgrupo
                      lingüístico más cercano. 

Por razones lexicográficas, cuando el lema se define siendo adjetivo, aparece destacado con negritas y franqueado por # (por ejemplo, #zoque#).[3]

Algunos idiomas o grupos no son denominados con una sola palabra sino con una frase (chontal de Oaxaca, tepehuano del norte). En esta edición digital, desde el lema se presenta la frase para diferenciar, por ejemplo, el chontal de Oaxaca y el chontal de Tabasco (en virtud de que aparece en paralelo la información enciclopédica correspondiente). En seguida del lema, se presenta la definición de la primera palabra que forma el complejo y posteriormente se particulariza la información identificándola como una locución. De este modo chontal de Oaxaca y chontal de Tabasco comparten la información que pertenece a chontal y se marcan las diferencias en las locuciones, siguiendo el mismo modelo que se ha señalado para los grupos o las lenguas. Finalmente debe precisarse que se han introducido frases descriptivas para situar, de acuerdo a su ubicación geográfica, al conjunto de variantes habladas en una misma región (mixteco de la región oriental, náhuatl del centro) las cuales, al no estar consagradas por el uso, no son definidas en las acepciones, de manera que sólo aparece la definición para la primera palabra (mixteco o náhuatl en estos casos) del complejo.

Como se ve, en la acepción 5 se decidió incluir información sobre la familia lingüística a la que pertenece el idioma así como al subgrupo lingüístico “más cercano”. La familia lingüística (o familia de lenguas, como la registra el dle) es un término genérico manejado por especialistas que designa a la lengua que se usó hace varios siglos y que al paso de mucho tiempo evolucionó dando origen a las lenguas actuales. Esto, partiendo del supuesto que todas las lenguas evolucionan y que en su devenir histórico provocan el “nacimiento” de nuevos idiomas. Así, el indoeuropeo es el nombre de la familia lingüística que existió hace algunos miles de años y que, al evolucionar y diversificarse sus formas de habla, dio origen a muchísimas lenguas, entre ellas el español, el francés y el inglés. Esto, como se infiere, nos habla de una historia en común, de una historia lingüística y cultural compartida.[4]

Pero esta historia es compleja. Porque sabemos que el francés y el español tienen un pasado común (de modo simple, “nacieron” a partir del latín) cosa que no sucedió con el inglés; este no es resultado de un latín evolucionado. El latín se considera, para fines del presente texto, como el subgrupo lingüístico “más cercano” del que derivan el español y el francés. El inglés lo hace del germánico. Es decir, estamos hablando, de modo un tanto cuanto arbitrario, de tres estadios lingüísticos (y culturales): el de la familia lingüística (que es como la lengua abuela), que al evolucionar dio origen a diversos subgrupos lingüísticos (que son como las lenguas madres) que a su vez dieron origen a un conjunto de idiomas (que son como las lenguas hijas).

Regresando a nuestro ejemplo, la lengua indoeuropea evolucionó dando origen a varias lenguas, entre ellas la germánica y la latina. Estas, a su vez, al paso del tiempo evolucionaron dando origen, entre varios idiomas, al inglés (la germánica) y al francés y al español (la latina).

El hablar de familias y de subgrupos lingüísticos, nos obligó lexicográficamente a incluir como entradas tanto los nombres de esas familias lingüísticas así como de los subgrupos lingüísticos. Advirtiendo que la gran mayoría de estos nombres ya “corren” en el español hablado cotidianamente.

En cuanto al modelo que se siguió en el diccionario para definir los subgrupos lingüísticos, este es esencialmente el mismo que el empleado para los grupos étnicos y lenguas en particular. Con unas pequeñas diferencias, porque un subgrupo lingüístico implica la existencia de una historia estrechamente compartida por al menos dos grupos indígenas que son el resultado de la evolución de un pueblo, una cultura y una lengua comunes. Este modelo es:

          Nombre (del subgrupo lingüístico y, a la vez, étnico)
                Cuando la palabra funciona como adjetivo:
                      1. Su relación con los pueblos étnicos que
                      incluye el subgrupo.
                      2. Su relación con el grupo étnico que
                      históricamente les dio origen a los pueblos
                      que conforman el subgrupo.
                      3. Su relación con la lengua de cualquiera
                      de los pueblos que pertenecen a este subgrupo.
                      4. Su relación con la lengua reconstruida que
                      históricamente dio origen a los idiomas
                      que hablan los pueblos de este subgrupo.
                 Cuando la palabra funciona como sustantivo:
                      5. El grupo étnico que evolucionó y dio origen
                      a los pueblos de este subgrupo.
                      6. El conjunto de pueblos que pertenecen
                      a este subgrupo y su probable lugar principal
                      de residencia.
                      7. La lengua reconstruida que evolucionó
                      y dio origen a los idiomas que hablan
                      los pueblos de este subgrupo.
                      8. El grupo de lenguas, perteneciente a determinada
                      familia, que evolucionó y dio origen a las lenguas
                      que hablan los pueblos de este subgrupo.

Muy semejante es el modelo seguido para definir las familias lingüísticas (y, por implicación, las familias étnicas):

          Nombre (de la familia lingüística y, a la vez, cultural)
                Cuando la palabra funciona como adjetivo:
                      1. Su relación con los grupos y subgrupos
                      étnicos que incluye esta familia.
                      2. Su relación con el antiguo grupo étnico que
                      históricamente les dio origen a los pueblos
                      que conforman esta familia.
                      3. Su relación con la lengua de cualquiera de
                      los pueblos que pertenecen a esta familia.
                      4. Su relación con la lengua reconstruida que
                      históricamente dio origen a las lenguas
                      que hablan los pueblos de esta familia.
                Cuando la palabra funciona como sustantivo:
                      5. El antiguo grupo étnico que evolucionó
                      y dio origen a los pueblos de esta familia.
                      6. El conjunto de pueblos que pertenecen a
                      esta familia y su lugar principal de residencia.
                      7. La familia lingüística que incluye a los
                      subgrupos lingüísticos que la conforman.
                      8. La lengua reconstruida que evolucionó
                      y dio origen a los idiomas que hablan
                      los pueblos de esta familia.
                      9. El grupo de lenguas, perteneciente a
                      determinada familia, que evolucionó y dio
                      origen a las lenguas que hablan los pueblos
                      de esta familia.

La realidad, sin embargo, no es tan sencilla. Destacan tres situaciones que nos obligan a exponer unos breves comentarios sobre ellas.

A) Para empezar, hay casos de lenguas en los que no se puede conocer la subagrupación lingüística a la que perteneció un idioma o grupo y mucho menos su familia lingüística. A estos idiomas se les nombra de diversas formas, aquí los identificamos como lenguas aisladas. Esto es así, porque hasta donde va la investigación lingüística e histórica no se ha encontrado ningún otro idioma con el que estén genéticamente relacionadas y esta ausencia de “parientes lingüísticos” imposibilita la reconstrucción de su pasado. En México hay, de acuerdo al inali, sólo cuatro lenguas aisladas: el seri, el purépecha, el huave y el chontal de Oaxaca. Aunque es necesario advertir que para varios especialistas, debido a la diversidad interna del chontal de Oaxaca, en realidad se trata no de un idioma sino de una familia lingüística (integrada por tres o dos lenguas), mientras que para otros lingüistas, forma parte de una familia, la tequistlateco-jicaque, que incluye a las lenguas jicaques, habladas por los tulopanes de Honduras.

Es totalmente lógico suponer que los actuales purépechas, por ejemplo, provienen de la diferenciación y evolución de un grupo histórico que hablaba un idioma que al desarrollarse dio origen al purépecha actual. Es posible, también, que probablemente haya habido otras lenguas más, hermanas del purépecha, resultado del desarrollo de ese idioma antiguo, que por alguna razón se extinguieron. Más nada se puede decir.

B) Hay casos en los que el nombre del grupo étnico se ha extendido ya sea a una determinada región (por ejemplo, sierra Tarahumara, la Huasteca o la Chontalpa) o se vuelva distintivo de cierto tipo de cultura. Uno de los ejemplos más evidentes es el maya. El sustantivo maya nombra tanto a una lengua en particular (la hablada por los mayas actuales de la península de Yucatán) como a una familia lingüística (de la que históricamente provienen los mayas actuales) pero también nombra un conjunto de complejas culturas prehispánicas que hablaban varios idiomas y que incluían a varios grupos étnicos. En lo posible, esto se ha intentado reflejar en la definición de este tipo de sustantivos.

C) Pero quizá el punto más áspero es el referido a la escritura de los nombres de los grupos étnicos y de sus lenguas. En principio, se optó por emplear la forma que la tradición mexicana ha usado para escribirlos junto con algunas variantes, las más conocidas. Incluso, por razones de escritura, se convino que en los casos en los que pudiera haber problemas en cuanto a la pronunciación de los nombres, se agregara entre corchetes la “pronunciación” aproximada, siguiendo para esto lo propuesto en la planta del Diccionario de mexicanismos.

Esto viene a colación porque tanto en Estados Unidos como en Guatemala, por razones semejantes pero independientes, existe un conjunto de acuerdos legales y otro tipo de disposiciones que regulan la forma de nombrar y de representar los nombres de los diferentes grupos étnicos y las lenguas que hablan. En Guatemala es la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala (entidad autónoma, técnica y científica nacida por el Decreto Legislativo 65-90, en octubre de 1990) la institución autorizada para determinar la manera en la que los nombres de las lenguas mayas se escriben en este país.[5]

Esto último ha provocado que actualmente en México se empleen tanto los nombres mexicanos (los que la tradición mexicana ha empleado) como los propuestos por los grupos guatemaltecos. Así por ejemplo, el inali decidió utilizar las estrategias ortográficas establecidas por la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala. Nosotros, por el contrario, hemos decidido emplear el nombre “tradicional”, el usado por las instituciones gubernamentales mexicanas durante el siglo xx, respetando los principios ortográficos vigentes (porque la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala sugiere escribir con mayúscula la primera letra del nombre, cosa que en México no se acepta porque no se considera un nombre propio).

Íntimamente relacionado con esto último está la larga lista de etnónimos o autodenominaciones que la gran mayoría de los grupos étnicos mexicanos ha venido proponiendo y defendiendo, especialmente en las últimas décadas. Debido a que no están escritos siguiendo la norma ortográfica del español, la gran mayoría de ellos aparece en cursivas en la descripción particular de los grupos y lenguas. En muchos casos también se registra el nombre del grupo, que por lo regular, es diferente al del idioma.

Resumiendo: hemos intentado que en el Diccionario enciclopédico de las lenguas indígenas de México aparezcan todos los grupos étnicos y todas las lenguas indígenas mexicanas con definiciones lo más apegado posible a la verdad académica y sugiriendo la forma en la que la tradición mexicana la escribe, que corresponde normalmente a la más empleada. Toda esta información viene encabezada por el término diccionario.

mostrar La información enciclopédica

Sabemos que la información contenida en una entrada de diccionario es limitada porque se ajusta a criterios lexicográficos. Algunas definiciones nos dan información sobre el objeto nombrado por la palabra pero en sentido estricto no nos dicen más. Veamos la definición que da el dle sobre malvón para mostrar esta última aseveración:

malvón

1. m. Arg., Méx., Par. y Ur. Planta de la familia de las geraniáceas, muy ramificada, con hojas orbiculares o reniformes, afelpadas, y flores de tonos rojos o a veces blancas.

Si no conocemos un malvón, pues seguiremos sin conocerlo... aunque sí tendremos información sobre él. Y es que el diccionario tiene que ver con las palabras. Por esto último es que sentimos que lo que se dice en el diccionario sobre los grupos indígenas y sus idiomas no es suficiente. No nos sentimos satisfechos con la mera inclusión en el Diccionario de las palabras y locuciones que los nombran. Es más que claro que la información sobre la región en donde habita el grupo étnico y la familia lingüística a la que pertenece su idioma es una información muy limitada. Por esta razón decidimos incluir una segunda parte a este texto, con un carácter enciclopédico. Esta busca ampliar la información contenida en las definiciones diciendo algo más... o dando información sobre dónde saber más.

Con esto en mente, se decidió describir muy brevemente sobre el posible lugar antiguo de residencia de ciertos hipotéticos grupos étnicos que al irse diferenciando internamente dieron origen, al paso del tiempo, a diversos grupos indígenas actuales. Este pasado común es el que nos permite hablar de grupos indígenas emparentados. Y esto es posible gracias a la información que se puede inferir de la familia lingüística a la que pertenecen los idiomas de estos diversos grupos indígenas.

Describiremos también cada grupo indígena pero refiriéndonos más específicamente a su idioma. Indicaremos los nombres alternativos, tanto el que ellos mismos se dan como grupo así como el que le dan a su idioma, sin dejar de señalar las alternancias ortográficas que la mayoría de estos nombres manifiesta.

Esta segunda parte comienza, pues, con la presentación de los grupos étnicos cuyas lenguas se consideran aisladas y se continúa con los grupos étnicos que hablan alguna lengua que pertenece a alguna familia lingüística.

Dada la importancia que para nosotros tienen los grupos y sus idiomas, decidimos incluir seis informaciones más en cada descripción. En conjunto toda esta información va encabezada por el término enciclopedia y cada uno de los aspectos que la conforman van precedidos de un subtítulo que los enuncia (salvo los códigos iso que aparecen junto a la lengua correspondiente y en la tercera columna de la pantalla).

a) La localización estatal y municipal y, en algunos casos especiales, comunitarias, de cada una de las variantes lingüísticas de las que habla el inali.

 

b) El número de dialectos, las variantes lingüísticas, que algunas investigaciones proponen para las lenguas de las que se tiene información disponible.

 

c) El código estándar de identificación que se le ha asignado a algunas lenguas o variantes; este se conoce como el código iso 639-3.

 

d) Las distintas evaluaciones que se han hecho sobre la vitalidad que cada lengua tiene o el riesgo de dejarse de hablar en el que viven. Esto tanto de manera particular (qué calificación le da cada una de las instituciones consultadas) como a manera de un semáforo de vitalidad: de carácter cromático, se maneja un espectro de color cuyos extremos son el verde y el rojo, indicando el primero que la lengua está viva y el segundo, que está muy cercana a dejarse de hablar.

 

e) Algunos de los resultados que se han obtenido en las investigaciones que se han realizado sobre inteligibilidad interdialectal o mutuo entendimiento entre personas que hablan diferentes lenguas y dialectos. Esto con una doble intención: por un lado, por la información misma (el conocer algunos resultados sobre la inteligibilidad lingüística entre personas que hablan una supuesta misma lengua) y, por otro, aportar datos que puedan servir para mostrar más palpablemente la complejidad lingüística en la que estamos inmersos, más que para determinar el número de lenguas y grupos que hay en México porque para algunos especialistas (y para el común de la gente) la mutua comprensión es una variable que permite identificar o no lenguas diferentes.

 

f) Presentar de manera muy puntual información sobre la demografía a partir del número de hablantes registrados tanto en los Censos Generales de Población del 2010 así como en la Encuesta intercensal 2015 así como la población total para cada grupo indígena que para el 2015 estimó la cdi. Esto es, la cantidad de personas que pertenecen a determinado grupo étnico sin limitarse al número de hablantes o a la consideración de su edad (pues los censos no consideran hablantes a los niños menores de tres años).

A continuación ampliaremos un poco cada uno de estos rubros.

 

Localización (distribución municipal)

Parte importante de la caracterización de los grupos indígenas mexicanos es su localización geográfica. La información que presenta el inali en su Catálogo de Lenguas Indígenas da cuenta pormenorizada de los pueblos en los que viven hablantes de determinada variante lingüística y el municipio y el estado al que pertenecen tales pueblos. Optamos por emplear como referencia el municipio, no tanto el conjunto de comunidades, lo cual obviamente sesga la información pero el objetivo central es dar un panorama general de su distribución y de su localización.[6] El inali y la cdi tienen, cada una de ellas, mapas que pueden ser consultados. La localización de las comunidades en las que habitan los grupos indígenas se hizo tomando como base la información que aparece en el Catálogo de Lenguas Indígenas, haciendo algunas precisiones necesarias.

 

Variantes lingüísticas

El inali identifica 364 variantes lingüísticas las cuales aparecen registradas en el Diario Oficial del lunes 14 de enero de 2008 como lenguas indígenas nacionales dentro del Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales: Variantes lingüísticas de México con sus autodenominaciones y referencias geoestadísticas. De hecho, uno de los objetivos de ese Catálogo es “Dar a conocer cuáles son las lenguas indígenas habladas en nuestro país para su reconocimiento como lenguas nacionales por la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas ”,[7] precisando que “Para la aplicación de esta categoría [la de lengua o idioma] en el presente Catálogo, las variantes lingüísticas deben ser tratadas como lenguas”.[8]

El inali propone el empleo de variante lingüística como una expresión neutra que pretende evitar el uso de términos como lengua, idioma o dialecto que, por ser del uso común, no dejan de estar cargados de valoraciones y atributos. El inali define una variante lingüística tomando en cuenta cuatro criterios:

1) El presentar diferencias gramaticales y léxicas en comparación con otras variantes de la misma lengua (que, como ya se mencionó, el inali etiqueta como agrupación lingüística).

 

2) El reconocer una mala o nula inteligibilidad entre los usuarios de lenguas llamadas con el mismo nombre.

 

3) El significar para sus usuarios una identidad sociolingüística que contrasta con la identidad sociolingüística de los usuarios de otras variantes (es decir, “saber y decir” que su forma de hablar es diferente a la de las comunidades vecinas y la de “saberse y decirse” diferentes a los hablantes de la misma lengua que habitan en esas comunidades).

 

4) La existencia de autodenominaciones diferentes, tanto de la lengua como del grupo, que de cierta manera “materializan” dicha identidad y “confirman” la diferencia.

Es decir, acude a dos tipos de criterios: uno, estructural (aspectos gramaticales concretos que diferencian, por decirlo así, formas de habla) y otro, social (esto es, procesos de autoadscripción, autoidentificación, comprensión y autodenominación a determinada comunidad de habla y los procesos concomitantes de alteridad, o de identificar y nombrar a “los otros”).

El inali opone variante lingüística a agrupación lingüística. Esta última es, dicho de modo muy simple, el conjunto de variantes lingüísticas que se llaman igual (o que tienen un mismo nombre que históricamente se la ha venido dando). Esto significa, dicho en estos términos, que los diccionarios lo que definen es, justamente, una agrupación lingüística. Por ejemplo, cuando en un diccionario se define triqui, como “lengua perteneciente a...” lo que se está definiendo es, en términos del inali, la agrupación lingüística que históricamente se ha venido llamando triqui.

Esta división busca que el nombre de un idioma (o de una agrupación lingüística) no se use de manera genérica e indiscriminada. Así por ejemplo, si se dice que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se ha traducido a 23 idiomas indígenas deben entenderse dos hechos: el primero, que se ha traducido a 23 de las 364 variantes lingüísticas y, el segundo, que si uno de esos idiomas es, por ejemplo, el otomí, dependiendo de qué variante lingüística del otomí se empleó para hacer la traducción, habrá personas que hablen otras variantes lingüísticas del mismo otomí y que no entiendan lo escrito o no se identifiquen con el otomí empleado.

Aunada a esta información municipal y por variantes lingüísticas se agrega la que Ethnologue, Languages of the World tiene en su descripción de las lenguas de México, en la que describe de manera puntual todas las lenguas habladas, en este caso, en México. Ethnologue es, por decirlo así, una de las publicaciones sobre el reconocimiento de las lenguas que existen en el mundo. Las descripciones que el catálogo de lenguas que Ethnologue presenta (distribución, población hablante y vitalidad, entre otros) sin que explícitamente se señale pudieran corresponder con la noción de variante lingüística que maneja el inali, aunque, debido a que Ethnologue elabora sus descripciones a partir de la información disponible básicamente lingüística, ni abarca todas las variantes lingüísticas que el inali consigna ni tampoco coinciden completamente con ellas. De hecho, los nombres tampoco coinciden.

Tratando de facilitar de cierta manera la lectura del presente texto, tanto el nombre de cada una de las variantes lingüísticas como aquel con el que son catalogadas las lenguas en Ethnologue (así como aquel con el que aparecen registradas en el Atlas of the World’s Languages in Danger, de la unesco) aparecen resaltadas en negritas para destacarlas en el cuerpo del texto. Por ejemplo, la variante que el inali identifica como otomí bajo del noroeste, Ethnologue la identifica como otomí de Querétaro (y la unesco, como otomí noroccidental bajo). Se debe aclarar que Ethnologue también proporciona otros nombres que recibe cada una de las lenguas que en su catálogo se describen. Solo se destaca con negritas el nombre que Ethnologue emplea como identificador principal.

Toda lengua que Ethnologue describe tiene un específico código iso 639-3 que en teoría facilita su identificación. Esto debido a la diversidad de nombres que cada variante o lengua tiende a recibir. En el ejemplo que estamos usando, el iso 639-3 del otomí de Querétaro es [otq].

Paralelamente al nombre dado por los especialistas o por el inali, se consignan los nombres que los propios hablantes le dan a su idioma. Por usarse en la mayoría de ellos convenciones ortográficas no españolas, todos estos nombres van en cursivas. Siguiendo con el ejemplo de la variante otomí apenas arriba presentado, el etnónimo que recibe dicha variante es hñäñho. Un detalle importante que no se debe perder de vista es que tales etnónimos no son palabras del español. Para conocer su pronunciación se recomienda acudir al Catálogo de lenguas indígenas nacionales, del inali, en donde dicha información aparece.

Al final de cada segmento descriptivo se presenta un cuadro en el que se hacen las correspondencias entre las variantes lingüísticas que propone el inali y los idiomas o lenguas que Ethnologue describe (y, si hay información disponible, el nombre que la unesco emplea para identificar determinada lengua o variante).

 

Dialectos o variantes regionales

Para algunas lenguas existen investigaciones sobre la diversidad gramatical interna y léxica de un idioma, teniendo como eje la dimensión geográfica. Esto es, dicho de modo muy simple, lo que lingüísticamente se conoce como dialectología. En este sentido, un dialecto es la forma particular de hablar un idioma en determinado lugar y el número de dialectos que pudiera haber depende de la diferenciación gramatical y léxica que hay al interior de un idioma. A manera de ejemplo, en México el habla del estado de Sonora puede ser identificado como un dialecto del español diferente al habla del centro de la República tanto por la pronunciación, ciertos aspectos gramaticales como por el léxico. Lo mismo podríamos decir del español usado en Chiapas.

Una investigación dialectal profunda de cualquier idioma es un proyecto de muchísimo tiempo y bastante complejo. Por lo regular, los resultados existentes sobre dialectología de lenguas indígenas mexicanas son muy parciales y sujetos a precisiones. Si de por sí los idiomas mexicanos están muy pobremente estudiados, ¿qué decir de las investigaciones que buscan determinar el número y características lingüísticas de las variantes regionales o dialectos? Es un hecho que este tipo de investigaciones no existe para todas las lenguas mexicanas y en las lenguas en las que se ha realizado este tipo de investigación, no tienen ni la misma profundidad ni se hicieron con el mismo rigor. Por otro lado, contra lo esperado, los resultados de las investigaciones dialectales no coinciden con el número y localización de las variantes lingüísticas. No está de más insistir que en México no existe una investigación que tenga como resultados la realidad dialectal de algún idioma mexicano (hay, eso sí, sondeos, trabajos iniciales o estudios que priorizan o particularizan uno o algunos rasgos gramaticales).

La relevancia de esta información en el presente texto es presentar, aunque sea de modo muy breve, algunos de los resultados sobre diferenciación lingüística que se han realizado.

 

Código iso 639-3

Como se mencionó antes, Ethnologue emplea un código que entre otras cosas pretende resolver el problema de los nombres de los idiomas y los concomitantes vaivenes de su escritura. Para todas las lenguas que Ethnologue incluye en su catálogo existe un código estándar de identificación. Este es el iso 639-3. Esto lo ha venido haciendo Ethnologue en concordancia con la International Organization for Standarization (iso), responsable de estos estándares. La unesco emplea por lo regular el código que Ethnologue ha propuesto en muchas de sus descripciones.

 

Vitalidad lingüística

La diversidad lingüística y el contacto entre idiomas diferentes, que por lo regular está íntimamente relacionado con dicha diversidad, entraña un fenómeno serio de consecuencias importantes. Nos referimos en particular al mantenimiento o no de determinada lengua. A este respecto existen tanto instituciones nacionales como internacionales dedicadas a registrar y medir la vitalidad lingüística de cada idioma o los riesgos o amenazas de dejarse de hablar que está viviendo.

Teniendo esto en mente, en este texto se agrega, en todos los casos en los que existe dicha información, la evaluación hecha con respecto a la vitalidad o al nivel de riesgo que tienen los idiomas mexicanos de dejar de ser usados. Para esto nos basamos en las evaluaciones hechas por cuatro instituciones, dos nacionales (el inali y la cdi) y dos internacionales (Ethnologue y la unesco).

Es importante no perder de vista que cualquier calificación debe ubicarse en su tiempo. Cada calificación nos indica cómo es que determinada institución vio en un momento determinado la vitalidad y la situación de contacto entre una particular lengua indígena mexicana y el español. Los hablantes toman constantemente decisiones sobre la transmisión de su idioma.

Las calificaciones que cada una de estas instituciones asigna a determinada habla y las variables que toman en consideración se presentan de manera breve a continuación.

I. El inali. Para cumplir con una de sus tareas institucionales, el inali construyó un índice para medir el riesgo que tiene cada variante de dejarse de hablar. Para esto tomó en cuenta tres variables fundamentales: 1) El número total de hablantes según los censos de 2000; 2) la vitalidad definida en términos numéricos y tomando en cuenta el porcentaje de los hablantes entre 5 a 14 años de edad respecto al número total de hablantes en la región en la que se habla y 3) la dispersión de sus hablantes, referida al número de localidades en las cuales se habla.

Este pequeño conjunto de variables le permitió proponer cuatro grados de riesgo de desaparición que tiene cada una de las variantes lingüísticas que el inali describe. Un detalle importante a este respecto y necesario de ser enunciado es que el inali parte de una conclusión: “que todas las lenguas y variantes lingüísticas en México se encuentran en riesgo de desaparición”.[9]

Teniendo esto en cuenta, los cuatro grados que propone, con sus valores definitorios, son:

Un muy alto riesgo de desaparición. Las variantes lingüísticas con este nivel de riesgo cuentan con menos de 1000 hablantes, representando esta cantidad menos del 10% de la población en la región y hablándose en menos de 20 comunidades.

Un alto riesgo de desaparición. También tiene menos de 1000 hablantes aunque su porcentaje con respecto al total en región es mayor al 10 % y se emplea entre 20 y 50 de localidades.

Un riesgo mediano: El número total de hablantes es mayor a 1000, aunque su porcentaje con respecto al total es menor a 25% y el número total de comunidades en donde se habla está entre 20 y 50.

Un riesgo no inmediato: El número total de hablantes es mayor a 1000, su porcentaje con respecto al total de la población es mayor a 25 % y el número de localidades en donde se emplea es mayor a 50.

Los datos cuantitativos finales son: de las 364 variantes lingüísticas registradas por el inali, 64 están viviendo un riesgo muy alto de desaparecer (esto es, un 17.5%); 43, tienen un riesgo alto (o un 11.8%); 72, viven un riesgo mediano (o un 19.7%) y 185, no tienen un riesgo inmediato (esto es, el 50.8%). Es decir, casi el 30 % de las variantes lingüísticas están viviendo riesgos importantes de dejarse de hablar.

II. La cdi. En 2009 se publicó un texto con el que se pretendía dar cuenta de la situación que vivían las lenguas mexicanas tomando como base más bien la información étnica (esto es, ignorando la diversidad lingüística al interior del grupo). Esto es, se midieron las 62 lenguas reconocidas por la cdi en ese tiempo. En ese texto se presentaron los resultados obtenidos por Ordorica et al buscando medir en especial la transmisión intergeneracional de los idiomas a partir de manejar algunas variables, entre ellas, la tasa de reproducción (o fecundidad), información obtenida a partir de los Censos Generales de Población.[10] Para ello, construyeron un índice al que nombraron Índice de Reemplazo Etnolingüístico, IRE, con el que midieron la “fortaleza” o “debilidad” de las lenguas mexicanas.

Este índice se basa en un modelo demográfico como aproximación metodológica y tiene como base el considerar las estructuras por edad de la población hablante de cada lengua indígena. Dada la complejidad de las variables, se tomaron ciertas decisiones para solucionar parte de los problemas. Entre ellas el ver poca migración indígena y una misma mortandad para todos los grupos indígenas. Para esto se tomó a Oaxaca como modelo. Al hacer los cálculos, propusieron cinco grados:

Extinción acelerada (en la que según sus resultados viven 22 grupos etnolingüísticos, esto es el 35.5 %).

Extinción lenta (en la que viven 12 grupos etnolingüísticos o un 19.4%).

Equilibrio (en el que están 10 grupos etnolingüísticos o un 16.1%).

Expansión lenta (en la que viven 18 grupos etnolingüísticos o un 29%).

Expansión acelerada (en la que ningún grupo etnolingüístico mexicano vive).

Tanto los resultados como la discusión también fueron publicados por la cdi (que es la que, por comodidad, citamos como la fuente de referencia).

III. La unesco. A través de su Atlas of the World’s Languages in Danger, la unesco permite identificar y ubicar a las lenguas o las variantes lingüísticas que han sido calificadas como lenguas amenazadas. Estas calificaciones han sido propuestas por grupos de especialistas que la unesco ha venido reuniendo para que propongan criterios y grados de amenaza que hoy en día viven todas y cada una de las lenguas del mundo. Estos especialistas han considerado nueve factores como los básicos. Estos les han permitido y permiten todavía (porque el trabajo está en constante monitoreo y revisión) hacer un balance de la situación sociolingüística de cada lengua. De estos nueve factores, seis son los que determinan la vitalidad de una lengua y el grado de peligro que viven (siendo el más importante el de la transmisión intergeneracional); dos de esos criterios permiten medir las actitudes hacia cada idioma y uno más evalúa la necesidad y urgencia de documentar la lengua en cuestión. Los nueve factores son:

1. Transmisión intergeneracional de la lengua.

2. Número absoluto de hablantes.

3. Proporción de hablantes con el total de la población.

4. Cambios en los ámbitos de utilización de la lengua.

5. Respuesta a los nuevos ámbitos y medios.

6. Disponibilidad de materiales para el aprendizaje y la enseñanza de la lengua.

7. Actitudes y políticas de los gobiernos y las instituciones hacia las lenguas, incluidos su rango oficial y su uso.

8. Actitudes de los miembros de la comunidad hacia su propia lengua.

9. Tipo y calidad de la documentación.

Los cálculos permiten proponerseis grados de amenaza ( degrees of endangerment). La terminología empleada se basa en su Language Vitality and Endangerment framework.

Grado 0: No corre peligro.

Grado 1: Vulnerable.

Grado 2: Claramente en peligro o amenazada ( definitely endangered)

Grado 3: Seriamente en peligro o amenazada ( severely endangered)

Grado 4: En situación crítica ( critically endangered)

Grado 5: Extinta.

Simplemente a manera de ejemplo, veamos estos grados con ciertas particularidades generadas al ponderar solo tres de los factores que la unesco considera:

Grado de vitalidad

a) Número de hablantes. b) Proporción con respecto al total de la población de referencia. c) Ámbitos y funciones.

No corre peligro

La lengua es utilizada por todos los grupos de edad, incluidos los niños, y se emplea en todos los ámbitos y para todas las funciones.

Vulnerable

La lengua es utilizada por algunos niños en todos los ámbitos, y por todos los niños en ámbitos restringidos. Es posible el empleo de dos o más lenguas en la mayoría de los ámbitos sociales y para la mayoría de las funciones.

Claramente en peligro

La lengua es utilizada sobre todo por la generación de los abuelos. La mayoría de ellos habla la lengua. Si bien se emplea en el ámbito doméstico y para muchas funciones, la lengua dominante empieza a penetrar en el ambiente doméstico.

Seriamente en peligro

La lengua es utilizada sobre todo por la generación de los abuelos, aunque en realidad una minoría la habla. Su uso se reduce a ámbitos sociales limitados y para algunas funciones.

En situación crítica

La lengua es utilizada por muy pocos hablantes, fundamentalmente los más ancianos. Su uso es bastante restringido y para muy pocas funciones.

Extinta

Ya no quedan hablantes.

Según lo publicado por la unesco, en México hay 143 lenguas o variantes lingüísticas que viven algún tipo de amenaza. Según sus mediciones, de esas 143, 21 están viviendo una situación crítica; 32, están seriamente en peligro o amenazadas; 38, están viviendo claramente en peligro y 52, son vulnerables o viven una situación vulnerable. No sobra decir que la unesco no tiene registrado ningún idioma extinto, tomando en cuenta que se tiene noticia de la “muerte” de varios idiomas mexicanos durante el siglo pasado, entre ellos, el tubar, el ópata, el tepecano, el cuitlateco, el pochuteco, el náhuat de Chiapas, el náhuatl de Colima, el pame del sur, el tapachulteco, el chiapaneco y el chicomuselteco.

IV. Ethnologue. Languages of the World. Esta es una publicación, tanto impresa como en línea, y es auspiciada y publicada por SIL International (también conocido como Instituto Lingüístico de Verano en el ámbito hispánico) en el que se da cuenta de más de 7,000 lenguas de todo el mundo. Además de registrar los diferentes nombres de cada una de ellas y de su localización geográfica aproximada, Ethnologue proporciona dos informaciones más que, para este texto, consideramos relevantes. Por un lado, su iso 639-3 y, por otro, basándose en dos tipos de escalas y en un significativo número de variables propone 13 niveles para medir el uso y vitalidad de cada lengua. Las variables que considera son:

El total de la población hablante.

La población étnica y el número de aquellos que relacionan su identidad étnica con su idioma (si la hablan o no la hablan).

La estabilidad y las tendencias del tamaño de la población.

Los patrones de residencia y de migración de los hablantes.

El uso de segundas lenguas.

El uso como segunda lengua por parte de otras personas.

Las actitudes lingüísticas al interior de la comunidad.

Los rangos de edad que tienen los hablantes.

Los dominios de uso de la lengua.

El reconocimiento oficial de la lengua, sea nacional o regionalmente.

Los medios de transmisión (si los niños aprenden la lengua en casa o se les enseña en la escuela).

La existencia de factores no-lingüísticos, tales como las oportunidades económicas.

Los 13 niveles que maneja como base son: 

0. Internacional.   

Como su nombre lo indica, se emplea internacionalmente, además de ser lengua nacional.

1. Nacional.

Se emplea en los sistemas educativos, en el trabajo, en los diferentes medios masivos de comunicación y en el gobierno, a nivel nacional.

2. Provincial

Los mismos que los apenas mencionados pero a nivel regional.

3. Comunicación.

Se usa principalmente en el trabajo y en los medios masivos de comunicación sin un estatus o reconocimiento oficial que eliminen o reduzcan sus diferencias lingüísticas.

4. Educacional.

La lengua está en uso vigoroso con una forma estandarizada y con amplia literatura, y todo apoyado por instituciones educativas.

5. En desarrollo.

La lengua tiene un uso vigoroso, con literatura y forma estandarizada, aunque este uso está limitado.

6a. Vigorosa.

La lengua se usa en la comunicación cara a cara en todas las generaciones, y se mantiene en los espacios públicos.

6b. Amenazada.

La lengua se usa en la comunicación cara a cara en todas las generaciones, pero ya da indicios de que se está perdiendo.

7. Cambiante.

Los niños pueden usar la lengua entre ellos pero ya no se les está transmitiendo de manera colectiva.

8a. Moribunda.

 Los únicos que hablan la lengua son los abuelos, es decir, las generaciones mayores.

8b. Cerca de la extinción.

Los únicos que saben la lengua son los abuelos pero ya no la usan para comunicarse.

9. Durmiente.

La lengua solo sirve de herencia identitaria, pero no hay más que cierto dominio o manejo simbólico de la lengua (symbolic proficiency).

10. Extinta.

Ni la lengua se habla ni tampoco hay alguna asociación o grupo que reproduzca en su cotidianidad la identidad étnica asociada a esa lengua.

Por razones que se pueden identificar como extraordinarias, Ethnologue agrega tres etiquetas alternativas que dan cuenta justamente de esas situaciones especiales. Estas son:

5Dispersa.

La lengua tiene plena funcionalidad en sus comunidades y sus hablantes pueden manejar una forma estandarizada de su idioma y tener acceso a literatura propia, pero esto no es apoyado por las instituciones estatales o nacionales.

9Despertando.

La comunidad étnica asociada con una lengua calificada de durmiente está trabajando en revitalizar la lengua generando hablantes de ella como segunda lengua.

9. Solo segunda lengua.

Un idioma originalmente comunitario, aprendido como lengua materna ya no lo es más. Solo se mantiene como segunda lengua en un grupo de hablantes.

Para Ethnologue, de las 283 lenguas indígenas que registra (incluyendo el criollo afroseminol), ninguna está por encima del nivel cinco; 85 están en desarrollo (el 30 %); 74, están vigorosas (o el 26.1%); 52 viven amenazadas (o el 18.4%); 34 son idiomas cambiantes (o el 12 %); 18 están moribundas (o sea, el 6.4 %); 12 están cercanas a la extinción (o sea, el 4.2%). Anota 3 lenguas como durmientes (de las que no hay hablantes que las tengan como idioma materno): el cochimí (cuya población étnica es de 150 personas), el chiapaneco (con 32 personas) y el chicomuselteco (con 1,500) y reporta cuatro idiomas extintos (el ópata, el pame del sur, el tepecano y el tubar). Solo un idioma, el mam, tiene una calificación de idioma disperso.

Es importante destacar que el nivel de “lengua en desarrollo” tiene como variable el contar con literatura y con una variedad de lengua estandarizada, aunque se advierte que su uso estaría limitado. En términos estrictos, si bien es altamente discutible la existencia de literatura en alguna lengua indígena (aunque hay escritores y existe la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas), lo que sí no se puede defender es que alguna lengua indígena cuente ya con una variedad estandarizada.

 

Semáforo de vitalidad

Es más que evidente que cada institución toma variables distintas y considera diferentes factores para medir la vitalidad lingüística o el grado de amenaza en el que vive. Ni la terminología ni los criterios ni las evaluaciones coinciden. Pretendiendo dar cuenta de sus valores aproximados, creemos que se pueden “empatar” ciertos niveles a partir de lo que cada institución apunta para asignar tal o cual índice. En la siguiente tabla pretendemos correlacionar los distintos valores que maneja cada institución. La idea es generar una especie de “semáforo” de vitalidad lingüística con fines puramente descriptivos, empleando colores para permitir ver la valoración de un modo “más cualitativo”.

Para ello decidimos presentar al final de cada segmento descriptivo un cuadro que grafica los distintos valores asociados a todas las variantes lingüísticas que describe el inali, a todos los idiomas enlistados por Ethnologue, a las 62 lenguas que maneja la cdi y a las lenguas que la unesco tiene registradas como amenazadas.

El espectro es el siguiente: el verde más oscuro representa un idioma en desarrollo o que se está expandiendo lentamente. El verde más claro representa una lengua en equilibrio o que no está corriendo un riesgo inmediato de dejarse de hablar, que es un idioma vigoroso. El amarillo indica que la lengua vive con un riesgo mediano porque las nuevas generaciones ya comenzaron a dejarla de hablar y el grueso de sus hablantes ya no la emplean en todos los contextos. El anaranjado indica que la lengua se está extinguiendo lentamente, que ya no se está transmitiendo colectivamente. El rojo claro indica que la lengua está siendo seriamente amenazada, que su riesgo de dejarse de hablar es alto, que solo los abuelos hablan la lengua. El rojo oscuro indica que la lengua está muy cerca de la extinción (según calificativo de Ethnologue), que se está dejando de hablar hasta en los espacios cotidianos e íntimos; que quedan muy pocos hablantes.

Desarrollo

Equilibrio

Riesgo mediano

Lenta extinción

Amenazada

En extinción

Obviamente el salto de lo cuantitativo a lo cualitativo tiene un costo. Porque hay variables que “se conocen” pero que no están consideradas en las variables empleadas para construir los índices. Esto significa, en pocas palabras, que estas calificaciones no están exentas de problemas y de contradicciones. Veamos el caso del seri como un mero ejemplo: se tiene casi todo el espectro:

INALI

Ethnologue

CDI

UNESCO

seri

seri, [sei]

seri

seri

El inali considera que es un idioma cuyo riesgo de dejarse de hablar es alto (porque hay menos de 1000 hablantes –el censo del 2000 contó 795–, su porcentaje con respecto a la población total de donde se habla es mayor al 10 %, aunque solo se usa en 2 comunidades). Ethnologue, por el contrario, la califica como un idioma vigoroso (porque el seri se usa en la comunicación cara a cara en todas las generaciones y se mantiene en los espacios públicos). La cdi, por su parte, la tiene catalogada como una lengua que se está extinguiendo lentamente y, finalmente, la unesco, la califica como un idioma vulnerable (porque es utilizada solo por algunos niños en todos los ámbitos, y por todos los niños en ámbitos restringidos, advirtiendo que es posible el empleo del español en la mayoría de los ámbitos sociales y para la mayoría de las funciones).

No sobra señalar que, en los casos en los que determinada variante o lengua no aparece en el Atlas of the World’s Languages in Danger y mientras no se tenga evidencia de lo contrario, asumimos que es una variante o una lengua en desarrollo, sin peligro de dejarse de hablar. De aquí que muchas calificaciones de la unesco sobre vitalidad que aparecen lo hagan, sin nombre, en verde oscuro. Por ejemplo:

INALI

Ethnologue

CDI

UNESCO

zapoteco de la costa central

zapoteco de Loxicha, [ztp]

con 2 dialectos

zapoteco

 

Correlación de las valoraciones sobre vitalidad lingüística hechas por cuatro instituciones.

INALI

UNESCO

Ethnologue

CDI

 

 

0. Internacional. 

 

 

 

1. Nacional. Se emplea en los sistemas educativos, en el trabajo, en los diferentes medios masivos de comunicación y en el gobierno, a nivel nacional.

 

 

No corre peligro: La lengua es utilizada por todos los grupos de edad, incluidos los niños, y se emplea en todos los ámbitos y para todas las funciones.

2. Provincial. Los mismos que los apenas mencionados pero a nivel regional.

 

 

 

3. Comunicación. Se usa principalmente en el trabajo y en los medios masivos de comunicación sin un estatus o reconocimiento oficial que eliminen o reduzcan sus diferencias lingüísticas.

 

 

 

4. Educacional. La lengua está en uso vigoroso con una forma estandarizada y con amplia literatura, y todo apoyado por instituciones educativas.

 

 

 

5. En desarrollo. La lengua tiene un uso vigoroso, con literatura y una forma estandarizada, aunque su uso está limitado.

Expansión lenta.

Riesgo no inmediato. Son más de 1000 hablantes y su porcentaje con respecto al total de la población de la región es mayor a 25% y se emplea en más de 50 localidades.

 

6a. Vigorosa. La lengua se usa en la comunicación cara a cara en todas las generaciones y se mantiene su uso en los espacios públicos.

En equilibrio.

Riesgo mediano. Son más de 1000 hablantes y su porcentaje con respecto al total de la región es menor a 25%. Se habla entre 20 y 50 comunidades.

Vulnerable. La lengua es utilizada por algunos niños en todos los ámbitos, y por todos los niños en ámbitos restringidos. Es posible el empleo de dos o más lenguas en la mayoría de los ámbitos sociales y en la mayoría de las funciones.

6b. Amenazada. La lengua se usa en la comunicación cara a cara en todas las generaciones, pero ya da indicios de que se está perdiendo.

 

 

Claramente amenazada. La lengua es utilizada sobre todo por la generación de los abuelos. La mayoría de ellos habla la lengua. Si bien se emplea en el ámbito doméstico y para muchas funciones, la lengua dominante empieza a penetrar en el ambiente doméstico.

7. Cambiante. Los niños pueden usar la lengua entre ellos pero ya no se les está transmitiendo de manera colectiva.

Extinción lenta.

Riesgo alto. Quedan menos de 1000 hablantes aunque este número representa más del 10% con respecto del total de la región. Se emplea entre 20 y 50 localidades.

Seriamente amenazada. La lengua es utilizada sobre todo por la generación de los abuelos, aunque en realidad una minoría la habla, Su uso se reduce a ámbitos sociales limitados y para algunas funciones.

8a. Moribunda. Los únicos que hablan la lengua son los abuelos, es decir, las generaciones mayores.

 

Riesgo muy alto. Quedan menos de 1000 hablantes y su porcentaje con respecto al total de la población en la región es menor al 10%. Se habla en menos de 20 localidades.

En situación crítica. La lengua es utilizada por muy pocos hablantes, los más ancianos. Su uso es bastante restringido y par muy pocas funciones.

8b. Cerca de la extinción. Los únicos que saben la lengua son los abuelos pero ya no la usan para comunicarse.

Extinción acelerada.

 

 

9. Durmiente. La lengua solo sirve de herencia identitaria, pero no hay más que cierto dominio o manejo simbólico de la lengua ( symbolic proficiency).

 

 

 

Extinta. Ya no quedan hablantes.

10. Extinta. Ni la lengua se habla ni tampoco hay alguna asociación o grupo que reproduzca en su cotidianidad la identidad étnica asociada a esa lengua.

 

 

Resultados sobre inteligibilidad interdialectal

Con la intención de presentar un amplio espectro de posturas y realidades en torno a la situación de las lenguas indígenas mexicanas, decidimos incluir información sobre un amplio conjunto de investigaciones realizadas por el Instituto Lingüístico de Verano (ilv) entre los años 1963 y 1978 sobre lo que se llamó inteligibilidad interdialectal. Si bien estos estudios, conocidos como La Inteligibilidad Interdialectal en México: Resultados de Algunos Sondeos, han sido fuertemente cuestionados y muchos de ellos explícitamente señalados en la misma obra como no del todo confiables (por problemas en la aplicación de las pruebas, entre otras razones) o que otros más ya han perdido vigencia (como se advierte en la presentación de este texto en internet) decidimos incluirlos básicamente por dos razones. 1) Por un lado, porque uno de los argumentos que popularmente (y en ocasiones científicamente) se toman como fundamentales para diferenciar lenguas o identificarlas como una misma es justamente la mutua comprensión. Este argumento no solo es externo al fenómeno lingüístico (pues depende de los hablantes y de sus competencias e intereses) sino que también es ambiguo y muy relativo por la mensurabilidad de la comprensión. ¿Cómo medir el entendimiento? Pero el argumento se usa: “es la misma lengua porque se entienden”.

2) Por otro lado, porque dicho estudio empleó en esencia el mismo instrumento y método en todos los puntos estudiados y con criterios evaluativos muy semejantes. Esto significa que su potencial comparativo es alto lo que permite generar inferencias muy parecidas.

Las investigaciones de inteligibilidad hechas por el ilv parten de varios supuestos. a) Uno, es el que permite extrapolar los resultados sobre la comprensión lingüística que logra una persona al enfrentarse a una grabación del idioma de otro pueblo al entendimiento que tendría para ese idioma en lo general. b) Otro es, si se considera que las personas que participan en la prueba son representativas del habla de su comunidad, los resultados se pueden extrapolar señalando que todas las personas de la comunidad a la que pertenecen las personas escogidas para la prueba tienen el mismo grado de comprensión. c) Otra más es que la mutua comprensión entre dos personas no es necesariamente igual, es decir, que un hablante de una lengua A puede entender a un hablante de una lengua B pero no viceversa y, en el caso de que ambos sí se entiendan, que no necesariamente lo hagan en el mismo grado.

Lo primero que se hizo fue seleccionar las comunidades que se tomarían como punto de referencia, cuya habla es la que se sometería a la prueba. Estas comunidades tenían alguna importancia, ya fuera política, religiosa o económica, asumiendo que esta importancia las calificaba como centros de prestigio, tanto social como lingüístico. Y este prestigio es el que garantizaría de cierto modo que su habla fuera conocida en otras comunidades. También se seleccionaron los puntos de prueba, que eran las comunidades en las que se aplicaría la prueba.

De las comunidades que sirvieron como punto de referencia se seleccionó a un hablante que narró en su idioma un relato no folclórico con la intención de garantizar que el contenido no fuera conocido previamente por los sujetos que serían entrevistados. En ciertas situaciones especiales, en lugar del relato se grabaron oraciones. Este material fue probado en las mismas comunidades de referencia para garantizar su representatividad y adecuación.

De las comunidades que sirvieron como puntos de prueba se seleccionaron (en la gran mayoría de ellas) a 10 hablantes que reunieran las características que la prueba exigía. A ellos se les haría escuchar y a algunos leer un conjunto de 10 preguntas elaboradas para medir la comprensión. Estas preguntas habían sido previamente traducidas y corroboradas por algún hablante de la comunidad punto de prueba.

La medición de los resultados, o ajustamiento de los promedios obtenidos, más la definición del nivel (o porcentaje) crítico que se consideró el límite entre el entendimiento adecuado y el no adecuado fueron discutidos, definidos y precisados. Al final, se consideró que una comprensión entre el 100% y el 80% era “buena” o satisfactoria (aunque en algunos casos se amplió hasta el 70%). Por abajo de ese nivel crítico, la comprensión sería inadecuada (comparable con la que habría entre un hablante de español y un italiano).

Luego de aplicar las pruebas y de tener los resultados, se agruparon las comunidades de prueba alrededor de una de las comunidades punto de referencia. Se asumía que el habla de esta comunidad, identificada como centro, era entendida aceptablemente por todos los pueblos de esa agrupación. Esto significaba también que aunque las hablas de determinada agrupación fueran diferentes, esas diferencias no repercutían en su comprensión.

Los resultados aparecieron en la obra de dos maneras gráficas. Por un lado, mediante una tabla en la que indicaban los porcentajes obtenidos, estando las comunidades puntos de referencia en el eje vertical y las comunidades puntos de prueba, en el horizontal. Por ejemplo (fragmento retomado de la obra en cuestión):

  SJ SA SM
SJ 100 65 93
SA 47 99 50

Esta tabla indicaría que la comunidad SJ entendió 100% su propia narración y un 47% la de SA. Que SA entendió un 65% a SJ y su propia narración fue entendida en un 99%. Que SM, por su parte, entendió la narración de SJ en un 93% y la de SA, en un 50%. Esto permitiría agrupar a SM como parte de la agrupación en la que SJ era el punto de referencia.

La segunda forma gráfica de representar los resultados fue ubicando las comunidades en un plano (cuya posición fuera análoga a su localización geográfica) y encerrándolas mediante líneas que representaba, cada una, un porcentaje de mutua inteligibilidad. Así por ejemplo, dos comunidades que se entendían un 80% estarían encerradas por tres círculos concéntricos: uno que indicaría el nivel de 10% de comprensión, otro, el 15% y otro, el 20%. Dado que el nivel crítico se definió entre el 80% y el 70%, según cada lengua y prueba, esta línea aparece más gruesa en la obra del ilv. En el presente texto estas gráficas están identificadas como tales y van numeradas y la línea que representa el nivel crítico de inteligibilidad es más gruesa y roja y las demás, verdes.

Asimismo, por la complejidad de algunas de estas gráficas, en el presente texto decidimos también utilizar mapas en los que las comunidades que se entendían aceptablemente (sin especificar porcentajes) aparecieran unidas mediante líneas. La idea es la de hacer comparable la información sobre inteligibilidad que obtuvo el ilv y las variantes lingüísticas que propone el inali. Para lograr esta comparación, decidimos emplear como color de fondo de cada uno de los nombres de las comunidades investigadas el mismo con el que son diferenciadas las variantes lingüísticas en su mapa respectivo. Esto automáticamente nos permite ver cuándo una agrupación de inteligibilidad incluye hablas de diferentes variantes.

 

Demografía (crecimiento demográfico de hablantes)

Otro de los datos que pensamos que es de importancia cuando se trata de representar la realidad de los grupos indígenas mexicanos es el relativo a su población, en particular, a la cantidad de personas que hablan determinado idioma (paradoja que ya se mencionó antes: la de tomar como elemento definitorio de lo indígena el ser hablante de determinada lengua indígena). Para ello también incluimos, por un lado, la información que ha generado el inegi, obtenida esta tanto del Censo de Población y Vivienda que se levantó en el 2010, como en la Encuesta intercensal 2015 (ambos presentados siguiendo el catálogo de lenguas indígenas que el inegi identifica como del inali) y, por el otro, los cálculos de población que ha venido haciendo la cdi en los que incluye a personas no hablantes de lengua indígena así como a niños menores de tres años.

Junto a esta información, se presenta el porcentaje de incremento en esos cinco años. Si por un lado el número de hablantes puede ser significativo, también lo puede ser el índice de crecimiento. Para ello vale la pena ver, a manera de referencia y ejemplo, la tendencia nacional. En el 2010, según el inegi, en México había casi 111 millones de personas. Cinco años después, su número ascendió hasta un poco más de 119 millones y medio. Esto representó un incremento del 7.7% en cinco años.

Por razones de su escasa comparatividad, hemos dejado afuera los datos censales sobre la adscripción a algún grupo indígena.

mostrar Referencias

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