Es probable que en los primeros relatos y los primeros poemas de un escritor se encuentren ya, desde la primera hora, las señas de identidad de esa escritura. Para conocer con claridad los rasgos definitivos de la literatura de Énder Velarde García nos falta mucho tiempo y la claridad que dan los años, la distancia, la obra de madurez. Leo esta colección y encuentro que la imaginación no se desboca en pirotecnias ni grandes efectos, la fantasía y el horror no se someten salvo al relato mismo y la imaginación adolescente nos da situaciones e imágenes que después será casi imposible recobrar. En su sencillez, el mecanismo de los relatos da la cuenta justa de lo que el joven autor quiere contar y el juego literario muestra ráfagas de astucia y soltura. Lo más personal, los sueños, las fantasías, los deseos y temores, encuentra un sitio al lado de la vida de los otros, los problemas sociales, la sequía, el calor, la influenza, y revela a un autor que construye el suyo mientras habita lúcido el mundo. Las oraciones breves, directas, revelan una intención muy clara de estilo cortado y una deliberada austeridad de recursos. Faltan muchos años para leer los relatos de madurez, pero ya se siente el latir de una voz que no acaba de empezar y ya tiene un buen trecho del camino recorrido.
Enrique Alfaro Llarena