Si colapsar significa caer, arruinarse, destruirse, y si ello puede ocurrirle a una institución, a un sistema, a una estructura de cualquier tipo, las historias de Vidas colapsadas son el recuento de los universos cotidianos, de nuestras vidas, de nuestros actos. Los textos reunidos en este volumen son, si puede decirse, la mirada de un niño que presencia el colapso de su padre. Así, al describir la lenta destrucción de la vida de una persona, se hace la descripción de la que tiene lugar en la vida propia. Ésta se interrumpe con el fracaso del matrimonio o del amor, con el sinsentido de la vida del trabajo en los rutinarios vericuetos de la activad oficinesca. Además, el lector podrá deleitarse con dos espléndidas narraciones,: la obsesiva descripción de una tormenta de arena en una ciudad cercana al desierto en Vientos nuevos y la escena de un accidente mortal en la playa en Pánico a la superficie. El hilo conductor de estos relatos no es sólo la crisis en la vida de los personajes, hay siempre un aliento narrativo de rica y precisa descripción y un temperamento obsesivo, a veces asfixiante.