"¿Nunca se había preguntado por qué hombres y mujeres viven peleándose a diario, pero siempre en comunidad?", le dice un tétrico doctor al protagonista momentos antes de intentar "cortar de raíz" la razón de todos sus problemas.
San Carlos es un pueblo pequeño en el que, como Iván lo explica más adelante en voz de otro de sus seres inventados, "las personas entran y salen de tu vida" como si desfilaran por una serie de puertas giratorias que desembocan en la misma sala de espera. Pueblo chico, infierno enorme y perpetuo para el corazón del protagonista, un escritor convertido en funcionario gubernamental que contempla el transcurrir desde los días hasta que a esa trinchera acude Zitlali, una jovencita de 17 años que no tiene empacho en reconocer "soy una perra, tengo demasiado sexo en la cabeza". Entonces la vida de todo San Carlos se transforma.
Testosterona es una novela corta, divertida, salpicada de humor negro y muchísima, pero muchísima acción, que desnuda las obsesiones de un Iván Farías que, como Dios de su universo literario, se entretiene tejiendo vueltas de tuerca para sus indefensas creaciones. ¿Pero quién de los que escribimos no hacemos sino desquitar en nuestros personajes los golpes que el destino nos asesta día con día? Iván tiene el poder y lo ejerce.