El día de hoy el noventa y cinco por ciento de los mexicanos habla español. Y esta lengua sirve de vehículo de comunicación a todos los hablantes de lenguas amerindias, no sólo en México sino en todos los países de América. Así lo reconocen, respecto de Guatemala, lo mismo Luis Cardoza y Aragón que Rigoberta Menchú. Dice el primero, “cuando se reúnen indios que hablan distintas lenguas recurren al español para entenderse”. Rigoberta Menchú, por su parte, señala que el hecho de “que existan tres lenguas madres no quiere decir que todos nos entendamos. No nos entendemos”, y concluye, “el español es una lengua que nos une a todos”.
El español es una lengua universal que se habla en cuatro continentes y en al menos veintidós países del planeta. El noventa por ciento de los hablantes del español reside en América y México tiene el veinticinco por ciento de ellos. Nuestro país es, pues, por lo que toca a la masa fónica de los hablantes, el país dominante en la lengua española. Sin embargo, esa importancia todavía no es reconocida en nuestras leyes: México carece de lengua oficial. La lengua española es, hacia el exterior, nuestra lengua oficial, pero no lo es hacia el interior del país. Se aduce que si se reconociera como tal, se atentaría contra las lenguas originales. Los ensayos que integran esta obra abordan dicho problema desde muchas perspectivas y son una contribución indispensable para su debate.