Enciclopedia de la Literatura en México

Francisco A. de Icaza

Ángel Muñoz Fernández
1995 / 18 sep 2018 17:34

Nació en la Ciudad de México en 1863 y murió en Madrid, España, en 1925. Autodidacta. En 1886 fue enviado a España como segundo secretario de la legación mexicana y ascendió a primer secretario en 1895. Salvo breves retornos a México y ocho años en Alemania, su vida la pasó en Madrid. Miembro de varias academias y presidente de la sección de literatura del Ateneo de Madrid. Poeta, historiador y crítico literario. Colaboró en El Imparcial, El Sol, La Esfera, El Ateneo y el Boletín de la Real Academia en España; en México en Revista Azul, El Mundo Ilustrado y El Universal.

Icaza, que siguió una ruta personal acaso por haber vivido alejado de México, es poeta sobrio y justo, de musa pudorosa y  aseada, que de cuando en cuando desaparecía para dejar el sitio de honor al crítico, al erudito, al maestro de literaturas comparadas.

José Luis Martínez
1995 / 22 ago 2018 08:43

Francisco A. de Icaza fue un escritor arraigado en los medios literarios peninsulares, entre los que residió como diplomático buena parte de su vida. Su estancia en Alemania, además, le permitió traducir poetas y estudiar instituciones alemanas. Sagaz e implacable crítico, escribió notables investigaciones literarias: Examen de críticos (Madrid, 1894), Las novelas ejemplares de Cervantes (Madrid, 1901), La Universidad alemana (Madrid, 1915), De cómo y por qué La tía fingida no es de Cervantes (Madrid, 1916), Supercherías y errores cervantinos (Madrid, 1917),  El Quijote durante tres siglos (Madrid, 1918), Sucesos reales que parecen imaginarios de Gutierre de Cetina, Juan de la Cueva y Mateo Alemán (Madrid, 1919), Lope de Vega, sus amores y sus odios (Madrid, 1919) y Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de la Nueva España (Madrid, 1923), obra esta última de gran utilidad histórica –precedida por una notable introducción– y cuya autoría ocasionó problemas a su recopilador.

La poesía de Icaza, de grave emoción y sabia compostura, puede comprenderse en el marco de las letras españolas, aunque no carezca de motivos mexicanos: Efímeras (Madrid, 1892), Lejanías  (Madrid, 1899) La canción del camino (Madrid, 1906) y Cancionero de la vida honda y de la emoción fugitiva (Madrid, 1925), recopilación, esta última, que concluye con un poema emocionante, “Sensación de regreso”, de 1920. Las obras en verso y prosa de Icaza y una selección de sus artículos sueltos se publicaron, por el Fondo de Cultura Económica, con estudio preliminar de Rafael Castillo, en 1980, en dos volúmenes.

Francisco de Asís de Icaza y Beña nació el 2 de febrero de 1863 en la Ciudad de México y murió en Madrid el 28 de mayo de 1925. Vivió la mayor parte de su niñez y juventud en la capital mexicana donde inició su formación académica, sobre todo de carácter autodidacta, motivada por su padre. Su madre, Tomasa Beña (†1875), murió cuando él tenía apenas 12 años. Ignacio María de Icaza (1817-1893), su padre, procuró que el joven Icaza frecuentara museos, bibliotecas y tertulias literarias.

El contacto cercano de Icaza con el medio intelectual de la época lo motivó a instruirse en disciplinas tales como la historia nacional y la geografía, así como en el aprendizaje de lenguas como el inglés, francés, alemán e italiano. Desde joven se desenvolvió entre diversas figuras mexicanas centrales de la época, algunos de los cuales más adelante definieron el resto de su trayectoria. El ejemplo más claro de ello fue su amistad con el novelista y militar Vicente Riva Palacio quien, designado ministro plenipotenciario en España en 1886, tomó bajo su encomienda al joven Icaza; lo llevó con él a España y lo nombró segundo secretario de la Legación Mexicana.

A partir de aquel viaje, el resto de su formación fue nutriéndose al mismo tiempo que el desarrollo de su carrera diplomática iniciada en México, pero ahora en Alemania y sobre todo en España, donde pasó la mayor parte de su vida. Ahí fortaleció aún más sus relaciones con intelectuales pero ahora en el medio madrileño; allá conoció, por ejemplo, a Rubén Darío, a Julián del Casal, a Miguel de Unamuno, a José Ortega y Gasset, a Pío Baroja, a Antonio Machado, a Pedro Henríquez Ureña, a Alfonso Reyes, entre muchos otros.

Entre julio de 1889 y agosto de 1896 ascendió interinamente a primer secretario de la Legación Mexicana, que ejerció formalmente desde esa fecha hasta noviembre de 1896. A la muerte del general Riva Palacio (22 de noviembre de 1896), se desempeñó como encargado de negocios en España y Portugal, puesto que ocupó hasta diciembre de 1903. Al año siguiente fue Designado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Alemania, por lo que se mudó con su familia a Berlín durante los 8 años siguientes. Su estadía en este país le permitió ejercer la traducción de poesía y estudiar las instituciones educativas alemanas.

A la par de sus deberes diplomáticos, Icaza estuvo involucrado en eventos sociales y culturales. Representó a México en el Congreso Hispanoamericano de 1900, en el iii Centenario del Quijote (1905), así como en el Centenario de las Cortes de Cádiz (1912); fue embajador especial en las bodas del Kromprinz de Alemania y embajador en las bodas del Rey de España. Asimismo fue delegado oficial en la Conferencia Sismológica de Berlín (1905), en la Conferencia de Revisión del Convenio Internacional en Berlín para la formación de una Liga que amparara las obras literarias y artísticas (1908), también en el Congreso de Bibliografía de Londres y en el Congreso de Pedagogía de Madrid (1918).

La presencia de Francisco A. de Icaza en el medio diplomático fue condecorada con diversas distinciones, tales como la de Comendador de Número de la Real Orden de Carlos iii de España (1901), de la Real Orden de la Concepción de Villaviciosa de Portugal (1905), de la Orden de Santiago de Portugal (1905); asimismo, se le otorgó la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Isabel la Católica (1906), la Gran Cruz de Alfonso xii y la Gran Cruz de la Corona de Prusia.

En 1912 regresó a España como ministro plenipotenciario, pero al año siguiente fue destituido por un decreto emitido en México que cesó al cuerpo diplomático en conjunto, como respuesta a rezagos porfirianos en el nuevo Estado revolucionario. Bajo este contexto, Francisco A. de Icaza aprovechó para enfocarse en otras de las áreas de su interés, como la poesía, la traducción, la historia y el periodismo.

Tanto en México como en España, donde estuvo frecuentemente rodeado por grupos de intelectuales, fue invitado a formar parte de asociaciones y academias. Ignacio Manuel Altamirano lo propuso como miembro tanto del Liceo Mexicano (1885) como de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística en la Ciudad de México. Fue académico correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. En la etapa en que Icaza se quedó sin empleo, se unió a la Academia Mexicana de la Historia entre 1919 y 1925; sustituyó a Francisco del Paso y Troncoso en la presidencia de la Comisión Mexicana de Investigaciones y Estudios Históricos en Europa, primero en 1922 y luego en 1925, donde recibió el apoyo, entre otros, de Alfonso Reyes, Artemio de Valle-Arizpe y Luis G. Urbina.

En cuanto a las asociaciones españolas, por sus estudios literarios, fungió dos veces como vicepresidente y luego como presidente de la sección de literatura del Ateneo de Madrid; perteneció a la Academia de Historia de las Bellas Artes en Madrid; en 1904 se le designó miembro de número de la Real Academia Española; fue correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, socio de honor del Ateneo de Sevilla, miembro de la Asociación de Escritores y Artistas de Madrid y vicepresidente de honor de la Unión Ibero-Americana. Finalmente, en 1917, concretó la propuesta de fundar la Academia de la Poesía Española, cuyas bases elaboró Mariano Miguel de Val con el objetivo de salvaguardar e impulsar el trabajo de los poetas.

El medio más relevante que hizo pública una importante cantidad de escritos de Icaza fue la prensa de la época. Conjuntamente, una segunda muestra de la importancia de este medio de publicación en la vida de este autor fue cuando en 1913, al verse desempleado, el periodismo sustituyó el sustento que antes le brindaba la diplomacia. En México, fungió como redactor de El Liceo Mexicano, pero no publica en él sino hasta su segundo tomo, en 1886, en que se registró como corresponsal desde Europa. Además, a través de las publicaciones en periódicos españoles, algunos editores retomaron sus escritos para publicarlos en México: Enrique de Olavarría y Ferrari lo hizo en el segundo tomo de El Renacimiento, Rafael Reyes Spíndola en El Mundo. Semanario Ilustrado, Manuel Gutiérrez Nájera en la Revista Azul y Jesús E. Valenzuela en la Revista Moderna; asimismo, se reprodujeron varios de sus poemas en La Voz de México, El Semanario Ilustrado, El Tiempo Ilustrado, El Siglo Diez y Nueve, Revista Azul, El Mundo Ilustrado, El Universal, El Universal Ilustrado y El Libro del Pueblo.

En España, colaboró en El Imparcial, El Sol, La Esfera, El Ateneo, el Boletín de la Real Academia Española, Revista de Libros y Revista de Archivos, Revista de Occidente, La España Moderna y La Ilustración Española y Americana.

Francisco A. de Icaza solía utilizar el seudónimo Aliquis (‘alguno’, ‘algunos’, en latín). Practicó esencialmente la poesía, original y en traducción, y su prosa fue de carácter histórico, literario y periodístico.

Según los estudiosos de su obra, si bien su poesía lo había dado a conocer favorablemente, alcanzó notoriedad más bien con su Examen de críticos (1894); además, prosiguió la misma línea en sus estudios dedicados a Miguel de Cervantes Saavedra. Libros como De cómo y por qué La tía fingida no es de Cervantes y otros nuevos estudios cervánticos (1916) o Supercherías y errores cervantinos puestos en claro (1917) merecieron la atención de los cervantistas de su época y aun hoy siguen siendo fuentes citadas. Asimismo, sus obras fueron reconocidas a través de premios: su libro Las Novelas ejemplares de Cervantes, sus críticos, sus modelos literarios, sus modelos vivos y su influencia en el arte (1901) recibió el premio del certamen del Ateneo de Madrid (1901) y el de Lope de Vega, sus amores y sus odios [s.a.] ganó el Premio Nacional de Literatura Española.

Sus biógrafos cuentan que tanto por su carácter como por sus ideas, Icaza se ganó la enemistad de muchos intelectuales. En su Examen de críticos acusa de plagio a Emilia Pardo Bazán, y ataca a Marcelino Menéndez y Pelayo y a Juan Valera. Escribió El Quijote durante tres siglos (1918) en respuesta a un texto de Unamuno y además cuestionó a Ortega y Gasset. Asimismo, recibió fuertes críticas de plagio cuando publicó los dos volúmenes de Conquistadores y pobladores de Nueva España: diccionario autobiográfico sacado de los textos originales (1923) puesto que no especificó que él ordenó y clasificó las fichas rescatadas por Francisco del Paso y Troncoso y que el único apartado de su autoría era la introducción.

Su poesía se ha clasificado bajo la corriente modernista, con fuerte influencia italiana, portuguesa y alemana, y con mezcla de motivos tanto mexicanos como españoles. Aunque mucha de ella se leía en los periódicos, Icaza recogió buena parte en antologías y las publicó en España: Efímeras: confidencias, paráfrasis, poemas íntimos (1892), Lejanías: estados de alma, del libro del dolor, poesía de las cosas (1899), La canción del camino (1905).

También se le reconoció el hecho de haber divulgado textos del alemán y del ruso que antes no habían sido traducidos. Tradujo a Friedrich Nietzsche, a Richard Dehmel, a Friedrich Hebbel y a Iván Turguenev. Con este material publicó, en 1919, en Madrid, una serie de cuatro antologías bajo el títutlo Antología crítica de poetas extranjeros: la primera, Hebbel, poeta; la segunda, Hebbel, prosista; luego, Liliencron y DehmelNietzsche, poeta.

Finalmente, ejerció también la crítica. Prologó libros de Juan de la Cueva, de Salas Barbadillo y escribió una noticia preliminar a La danza de la muerte. Códice del Escorial (1919). En algunos de los casos, se ha vuelto a incluir estos prólogos en ediciones posteriores.

A pesar de que la crítica ha atendido muy poco la obra de este autor, y de que los estudios sean predominantemente por parte de extranjeros, especialmente de españoles, es posible destacar los escritos de Ermilo Abreu Gómez, uno de sus principales biógrafos, pues, según él mismo narra, fue su auxiliar de investigación. También están los escritos de Alfonso Reyes, con quien trabajó en la época de su jefatura de la Comisión Mexicana de Investigaciones y Estudios Históricos o los escritos de Pedro Henríquez Ureña y de José Emilio Pacheco, quienes sitúan la obra de Icaza dentro de la historia literaria de América. Asimismo, fue estudiado por los poetas del grupo de los Contemporáneos, como Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia. Entre los estudios más recientes existe el “Estudio preliminar” a los dos tomos de las Obras (1980) de Icaza a cargo de Rafael Castillo; y, finalmente, los estudios de Efrén Ortiz Domínguez, de Malva Flores y de José Luis Rivas dedicados a Icaza y a su obra, en la edición a cargo de Efrén Ortiz Domínguez de Cancionero de la emoción fugitiva. Una antología general (2014).

Seudónimos:
  • Aliquis

Francisco A. de Icaza

Editorial: Enciclopedia de la Literatura en México
Lectura a cargo de: Alejandro García
Estudio de grabación: Ediciones Pentagrama
Dirección: Andrea Garza
Operación y postproducción: Héctor Ramírez "Tato"
Año de grabación: 2016
Temas: Francisco A. de Icaza (Ciudad de México, 1863 – Madrid, 1925) Poeta, historiador y crítico literario. Su carrera diplomática lo mantuvo más tiempo en tierras españolas: en 1886 fue nombrado segundo secretario de la legión mexicana y en 1895, primer secretario. En 1904 se convirtió en ministro plenipotenciario en Alemania, lo que le permitió traducir del alemán a Detlev von Liliencron, Richard Dehmel, Nikolaus Lenau, entre otros. En 1912 pasó a España con el mismo cargo. Recibió varios premios por su trabajo dentro de la historia de la literatura como el Premio Nacional de Literatura Española y el galardón de la Real Academia Española. Entre sus obras académicas destacan: Examen de críticos (1894), Las novelas ejemplares de Cervantes (1901) y Lope de Vega, sus amores y sus odios (1919). Colaboró en publicaciones periódicas de Madrid y México. Algunos de sus libros de poesía son: Efímeras (1892), Lejanías (1899) La canción del camino (1906) y Cancionero de la vida honda y de la emoción fugitiva (1925).

Instituciones, distinciones o publicaciones


Academia Mexicana de la Lengua
Fecha de ingreso: 02 de octubre de 1918
Académico correspondiente de México, DF.