Una faceta importante en la vastísima obra de Guillermo Prieto es su afectuosa relación con el mundo infantil. En El Escolar Mexicano (1888-1889) y en El Niño Mexicano (1895-1896), dos importantes hebdomadarios que circularon en la Ciudad de México, el entrañable Fidel legó páginas que corroboran su compromiso social. Glotones, soberbios, tentones...menudos personajes de las columnas "Exposición de nenes" y "Galería de niños antipáticos", por una parte desmitifican el mundo infantil y, por otra, evidencian las faltas de los adultos responsables de la educación de los pequeños. Prieto tuvo como claro propósito invitar a la reflexión a los niños, a los padres de familia y a los profesores de enseñanzas elemental, todo ellos, lectores de ambas publicaciones.