La danza de los rumbos es un libro encrucijada en el cual se dan cita el ensayo (sobre Ivan Illich, Octavio Paz, Carlos Pellicer o Tomás Segovia), la reseña (por ejemplo al libro de Douglas Day sobre Ricardo Flores Magón o la dedicada a la Antología del teatro de la Revolución Mexicana de Marcela del Río), el poema (Tan cerca de la voz), la semblanza (Stefano Scodannibio, Susana Francis, Alicia Reyes), la página de humor gastronómico (Las melodías de la tierra), de intención ascética (sobre Krishnamurti), de talante crítico (sobre Ricardo Garibay, Francisco Rebolledo) con un común denominador: los habitantes nativos, electivos o pasajeros, como Maximiliano de Habsburgo, del estado que lleva el nombre del insurgente José María Morelos y Pavón y cuya capital es la ciudad de Cuernavaca frecuentada por Alfonso Reyes. La danza de los rumbos combina varios pasos y ritmos de la prosa. Se detiene antes de llegar a las estacas de la historia, pero va más allá de la gruta del poema o el cañaveral periodístico. La danza de los rumbos combina historia y autobiografía, traducción (como la de Lord Acton) y poema en una misma tensa visión del segundo altiplano de México que se despliega entre el circo de montañas y el mar. Al libro lo amenizan un puñado de viñetas impresas anónimamente en México en el siglo XIX durante la primera época del general Antonio López de Santa Anna.