Resaca / Ressac es una buena muestra del oficio de Titus-Carmel y de su maestría para tejer sutiles vínculos entre las palabras y los guijarros arrastrados por la marea, el movimiento de los labios y el vaivén incesante del mar, nuestra pequeñez frente a su inmensidad y a su poderío.
Los versos siguen el ritmo de las olas en contrapunto a las meditaciones en prosa sobre el enigma de la presencia del ser en el mundo, el punzante sentimiento de impermanencia de las realizaciones humanas, el siempre igual y siempre diferente movimiento del mar, el oleaje de las horas que golpea nuestro corazón. El resultado es una espléndida metáfora del trabajo de creación, en la que el poeta termina por afirmar su estar ahí y la necesidad de edificar una obra que se inscriba en “el relato de nuestra finitud”.
Philippe Cheron