Luz y cenizas reúne tres libros: Tres cuartas partes, Aguja y Catulo en el destierro, en el sentido inverso de su aparición. Tres obras que, como el resto de la poesía de José Ángel Leyva, encarnan en distintas poéticas y afanosas búsquedas de significados y formas, estructuras. No obstante, si en cada poemario hay un discurso lírico diferente hay en todos un trasunto de inconformidad, de rebeldía.
Más que poesía social, es reflexivo el verbo que ata y libera su lenguaje en los cauces plurales de la vida. Juan Gelman señala: “Las obsesiones centrales de José Ángel no son momias, sino un combate que transforma”; mientras que para el poeta y crítico mexicano Pablo Molinet: “Ésta es una poesía hecha por un ludópata que pone los valores visuales en primer término”.