Este libro viene de la Dinastía Tang, primera en tener un Ministerio de la Poesía, encargado de que los lirios, amores, crisantemos, tigres y galaxias de nuestros poemas no se marchiten; entonces, bailarinas los riegan cada mañana. A través de los poemas, la Dinastía Tang se desprende de su comienzo y de su final, quedando suspendida en un tiempo presente, en una continuidad, en un estanque esfera donde poemas y lectores nadan como peces rojos y amarillos, y donde la vida no tiene predecesora ni sucesora, es un murmullo que genera los días y las noches.
De ese estanque viene este libro.
En el centro de la Dinastía Tang hay un pozo que nos provee de agua, de sed, de oscuridad, de luz, de mapas, de amor, de poemas y de jades.
De ese pozo viene este libro.