Él sobrevivirá a mano armada; más le hubiera valido estar loco o bien muerto para no morirse de a poquito. Destino criminal es una novela donde la vida de los personajes corre entre dos fuegos: la ley de las instituciones y la ley de la calle. La misión es sobrevivir sin importar los medios. Los personajes, de víctimas de una sociedad, se metamorfosean en victimarios de sí mismos. Van contracorriente, su destino es vivir a mano armada. Eulalio, como memoria del dolor, comienza con recuerdos de la infancia, de cuando su padre era Dios y él un niño que vivía en una especie de paraíso terrenal; de aquellos días que no se preocupaba por vivir la vida porque no era su responsabilidad sino de su progenitor. Sin embargo, siendo aún muy pequeño, su padre muere, entonces tiene que enfrentar la realidad violenta de su propio destino. A la muerte del padre, encuentra un resquicio por donde seguir la vida: la calle. La madre, una mujer rota, lo expulsa de su primer universo y no encontrará más cobijo que el de los amigos, un grupo de chavos banda que le darán escuela de criminal. La familia del Padre-Dios se desarticula, los miembros aparecerán por ahí como vestigios de un naufragio. Pronto Eulalio se da cuenta que no está solo, que hay otros que como él viven en la clandestinidad, al margen de una sociedad que los crea, los persigue y luego los vomita. Eulalio se deja llevar por Joyelito, quien lo instruye en el arte de la estafa. Joyelito también vive perdido entre los escombros sociales, entre las ruinas humanas, entre la basura que los gobiernos han ido tirando al olvido. Joyelito, al igual que Eulalio, forman parte de aquello que la gente de bien ha por llamar lacra social. Eulalio nació en la pobreza de la gran ciudad, sobreviviente en una sociedad decadente, crece dentro del mosaico de fauna bestial que se ha forjado con la culpa, el miedo, la pobrezay el asesinato. Lo que vislumbra como una posibilidad de vida resulta ser un destino criminal.