Rescate, indagación y labor inquisitiva, este libro constituye la materia de una investigación excepcional acerca de los libros de ficción que leyeron los conquistadores del Nuevo Mundo por parte de un gran estudioso de la historia de nuestras tierras.
Los libros del conquistador de Irving A. Leonard es célebre entre historiadores y estudiosos de las letras y la cultura, después de más de cincuenta años de su edición en inglés (1949) y en español (1953). Leonard se preguntó qué leían los conquistadores, si es que leían. Y encontró que los guerreros conocían los libros de caballería andante, empezando por el Amadís de Gaula -citado, entre otros, por Bernal Díaz del Castillo- y las Sergas de Esplandián. Las hazañas de los conquistadores tienen mucho que ver con esas novelas que alentaron viajes y descubrimientos, desde la península de California, el dudoso Dorado y el río Amazonas.
Los conquistadores, sus hijos y nietos, los colonos y baquianos leían La Celestina y la novela picaresca, desde El Lazarillo de Tormeshasta Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, y sobre todo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, que tuvo un gran éxito desde 1605.
A pesar de la legislación de libros prohibidos, "miles de libros al año" pasaban legalmente, bajo supervisión notarial. No es posible saber cuántos, pero el autor da como ejemplo nueve listas de desembarcos, de México, Lima y Manila, entre 1576 y 1613.
Esta obra da cuenta atinada de la cultura de los siglos XVI y XVII y la secuela en la herencia literaria. Es una obra luminosa y hermosamente escrita sobre los libros que trajinaron por los océanos hacia la América hispánica y Filipinas.
Jorge Alberto Manrique