La minificción es un ejercicio lleno de riesgos. El espacio breve no perdona la gratuidad ni la demora injustificada. El escritor de minificciones debe ser estricto con el lenguaje y ambicioso de la imaginación. Quizás, por estas razones, muchos naufragan en el intento de lo breve.
Ráfaga imaginaria, libro que compendia minificciones escritas por autores poblanos, se inscribe no sólo en la abundante cosecha de antologías hechas en el estado sino en los proyectos que difunden el género para dialogar con los lectores y, sobre todo, mostrarles que la imaginación, la poesía y el humor -entre muchos otros artificios- pueden ir en dosis pequeñas y concentradas.
La minificción, a pesar de no ser un género moderno, ha cobrado auge gracias a la masificación de internet. Blogs y redes sociales han sido campo fértil para la revitalización de la narrativa breve. Esta abundancia implica una consideración importante: ante la aparente facilidad de publicar y escribir una historia en pocas palabras es necesario un filtro, un ojo crítico que discierna entre la simple ocurrencia, el chascarrillo volátil y perecedero, del texto elaborado con ingenio y profundidad. Fernando Sánchez Clero, como apasionado de la minificción, se propuso reunir en este libro una interesante muestra de la ficción breve que se escribe en Puebla.
Queda, pues, la invitación para que el lector se deje acribillar por estas ráfagas, diminutos proyectiles narrativos cuyos sabios artificios toman por sorpresa a quién se acerque y le dejan un agradable sabor de boca.
[Además se incluyen textos de los siguientes autores: Elías D' Alva, Guillermo Garay, Julio César Sánchez Chilaca y Itzel Saucedo Villareal.]