A través de reportajes y declaraciones, Juan Rulfo dejó tendido el hilo de una historia contada en primera persona como si quisiera completar el círculo iniciado con El llano en llamas y Pedro Páramo de una manera tan sigilosa como cabalista. Una joven escritora argentina desentraña el enigma, lo ordena lo dispone como discurso y autobiografía, sin cambiar ni una sola palabra de lo alguna vez dicho, respetando singularidad de los contextos que posibilitaron la confesión. El resultado es un increíble relato de la vida del escritor mexicano que revalida todo el esplendor de una vocación ya ahora encuentra su faceta mas acabada y paradójica: de narrar y ser narrado al mismo tiempo, personaje y autor, a la vez de un libro que dispuso la provincia y la devoción, antes de que su propio protagonista conviniera a sospecharlo.
Rulfo supo hablar muy bien de Rulfo a través de su obra. Con la publicación de sólo dos libros de narrativa, se convirtió en uno de los escritores más representativos de la literatura latinoamericana contemporánea.
A través de reportajes y declaraciones, Juan Rulfo dejó teniendo el hilo de una historia en primera persona, como si quisiera contemplar el círculo iniciado con El llano en llamas y Pedro Páramo de una manera tan sigilosa, lo ordena, lo dispone como discurso y autobiografía, sin cambiar ni una sola palabra de lo alguna vez dicho, respetando la singularidad de los contextos que posibilitaron la confesión. El resultado es un increíble relato de la vida del escritor mexicano que revalida todo el esplendor de una vocación y que ahora encuentra su faceta más acabada y paradójica: la de narrar y ser narrado, al mismo tiempo; la de ser personaje y autor, a la vez.
