Enciclopedia de la Literatura en México

José María Lacunza

Ángel Muñoz Fernández
1995 / 29 nov 2017 09:27

Nació en la Ciudad de México en 1809 y murió en La Habana, Cuba, en 1869. Fundó con su hermano Juan Nepomuceno, Manuel Toussaint Ferrer y Guillermo Prieto Pradillo la Academia de Letrán (1836). Fue secretario de Relaciones Interiores y Exteriores, y con Maximiliano de Habsburgo, secretario de estado. Benito Juárez lo desterró a Cuba. Su obra nunca fue recopilada y se encuentra dispersa entre las publicaciones de la época. Injustamente olvidado, fue uno de los pilares de la literatura mexicana al orientar literariamente a los fundadores de la Academia de Letrán.

Notas: A partir de 1985 ha comenzado a señalársele como el autor de Netzula, la primera novela indigenista mexicana, hasta entonces atribuida a José María Lafragua por la similitud de iniciales.

 

José María Lacunza y Blengio nació en la Ciudad de México el 16 de agosto de 1809 y murió en La Habana, Cuba, en 1869, el 19 de junio o de julio (no se precisa aún). Sus padres fueron el poeta neoclásico Juan María Lacunza, fundador de la Arcadia de México, y Ana María Blengio, proveniente de una familia distinguida de Veracruz. José María y su hermano Juan Nepomuceno quedaron huérfanos muy jóvenes, por lo que Guadalupe Blengio, su tía materna, se hizo cargo de ellos. José María cursó estudios de Jurisprudencia en el Colegio de San Juan de Letrán y se recibió como abogado.

Político, escritor, traductor y estudioso de las ciencias naturales, José María Lacunza cumplió un papel importante en la política, la educación y la literatura. En la primera de ellas, a partir de la guerra con Estados Unidos, en 1847, y con una posición liberal moderada, apoyó a Manuel de la Peña y Peña para la presidencia y formó parte de su gobierno. Asimismo, tuvo distintos puestos, tales como vicepresidente de la Suprema Corte de Justicia y magistrado durante la presidencia interina de Ignacio Comonfort; integrante, al lado de José María Lafragua, Pedro María Anaya y Luis de la Rosa, de la comisión del Congreso enviada a Querétaro para la firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo (1848), con el fin de terminar el conflicto con Estados Unidos, y encargado del despacho de Relaciones Interiores y Exteriores (1849). En su calidad de canciller se opuso al libre paso por el istmo de Tehuantepec, el cual reclamaba el gobierno de Estados Unidos (1850). Del 10 de mayo de 1848 al 15 de enero de 1851 trabajó como secretario de Estado en el gobierno de José Joaquín de Herrera. Presidió el Senado (1852), fue magistrado propietario de la Suprema Corte de Justicia (1855), vicepresidente y presidente de ésta en el mismo año (1856), y encabezó la Dirección General de Fondos e Instrucción Pública (1861). En el periodo presidencial de Benito Juárez se desempeñó como ministro de Hacienda (1862). En el Segundo Imperio de Maximiliano de Habsburgo ocupó la presidencia del Consejo de Estado (1866) y dirigió de nueva cuenta Hacienda (1866).

En el ámbito de la pedagogía, sobresalió como promotor de la cultura y la educación. Desde 1830 fue catedrático de San Juan de Letrán, institución donde impartió Latinidad (ca. 1833). También, por primera vez en el México independiente, enseñó Historia de México (1843), en el Colegio de San Ignacio (conocido como Colegio de las Vizcaínas). En esta institución, amén de introducir nuevos métodos de enseñanza (como el lancasteriano), trabajó por el beneficio de las alumnas en términos de sanidad y condiciones sociales, y ocupó un lugar en la mesa directiva y el cargo de rector (1856). Se hizo famoso por el discurso que pronunció al tomar la cátedra de Historia, además de sostener una polémica con José Justo Gómez, después conocido como Conde de la Cortina, acerca de las modificaciones al plan de estudios de dicha disciplina, como materia obligatoria para los pasantes de cualquier carrera. Tal disputa intelectual se publicó en el periódico El Siglo Diez y Nueve hacia 1844. La desavenencia entre ambos personajes se originó porque el Conde de la Cortina criticó las reformas al plan de estudios, sobre todo en lo relativo a la teoría y los valores de la Historia.

Como escritor, Lacunza cultivó la poesía, la narrativa y el periodismo. Colaboró en El Mosaico Mexicano, El Año Nuevo, El Museo Mexicano, El Siglo Diez y Nueve, El Presente Amistoso, El Monitor Republicano, El Diario de México, entre otros. Firmó sus colaboraciones en la prensa con sus iniciales: JML, J. M. L. (por lo que muchas veces se le confundió con José María Lafragua) y J. M. de L. En sus memorias, Guillermo Prieto sostuvo que, debido a su gran habilidad en la polémica, también fue conocido como Cubiletes.

Participó en varias asociaciones, entre ellas la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (ca. 1833), la Academia de Letrán (1836) y el Ateneo Mexicano (1845). Fue vicepresidente y socio de la Academia Imperial; ahí promovió la política cultural en el marco de la octava sección: Historia y Literatura. Formó y sentó las bases para la organización del Liceo Artístico y Literario (1867).

De acuerdo con Prieto, alrededor de 1829 Lacunza inició su carrera literaria al publicar sus creaciones en periódicos y revistas. En 1836, en compañía de su hermano, Guillermo Prieto y Manuel Tossiat Ferrer, fundó la Academia de Letrán, la primera asociación literaria del México independiente, cuyo ideal fue la nacionalización de los temas literarios. En ese espacio dio a conocer sus Discursos históricos (1845) y se destacó como vate con los poemas “Adiós a la patria” (1837), “El sueño” (1837), “La cruz del mar” (1845) —que después imprimió por separado—, “Al matrimonio”, “Al cementerio de Santiago”, “Las estrellas” (1838), “El ave sola” (1847), entre muchos otros. Algunos más aparecieron en El Año Nuevo, anuario que sirvió como órgano de difusión no oficial de la Academia de Letrán.

También escribió la novela corta Netzula (1832; El Año Nuevo. Presente Amistoso, 1837), que firmó con las siglas J. M. L., lo cual provocó que por mucho tiempo se adjudicara la autoría a José María Lafragua. Fue en 1985 cuando Celia Miranda Cárabes, en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, confirmó que dicho texto era de Lacunza. Algunas de sus obras son Discursos históricos, leídos en la Academia del Colegio de S. Juan de Letrán (1845), Memoria del Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores (1850) y Notas a la Ilustración del Derecho real de España por Juan Sala (1858).

Al triunfo de la República, Lacunza enfrentó el destierro por haber formado parte del Segundo Imperio y se trasladó a la capital cubana. Falleció en Cuba, víctima de fiebre amarilla.

Se debe a Guillermo Prieto el conocimiento de sus cualidades, pues en Memorias de mis tiempos (1906) lo describió como un hombre de “memoria prodigiosa, una palabra fácil y elocuente, una perseverancia en el estudio que rayaba en tenaz y viciosa”.

En su tiempo fue escasa la crítica a su producción literaria, a diferencia de la contemporánea, que ha estudiado un poco más la figura de Lacunza. Guillermo Prieto lo identifica a la cabeza en la fundación de la Academia de Letrán; de ahí que Celia Miranda Cárabes afirme que ejerció gran influencia cultural en los iniciadores de dicha agrupación. Por su parte, Ángel Muñoz Fernández asegura que el escritor no sólo fue el “maestro de los fundadores” de la mencionada academia, sino que además “sembró […] la inquietud por lograr una literatura mexicana desligada de los estereotipos europeos”. Por su parte, Antonia Pi-Suñer destaca la importancia de la Academia y el papel de Lacunza en ella.

Desde la historiografía, se puede mencionar el rescate de la polémica entre Lacunza y el Conde de la Cortina, trabajo realizado primero por Juan A. Ortega y Medina en Polémicas y ensayos mexicanos en torno a la historia (1970), y después tratado en Una polémica histórica en el “Siglo XIX”, Lacunza-Cortina (1963), tesis de licenciatura en Historia de Tulia Valencia Funatsu. En la misma línea, sobresale el estudio y recopilación que Ángel Muñoz Fernández hizo en Los muchachos de Letrán: José María Lacunza (1997), en el que recuperó parte de su obra poética, prosística e historiográfica.

Asimismo, algunos trabajos se han centrado en el análisis de Netzula. Es el caso de “Dos cuentos del siglo xix sobre indígenas”, de Adriana Sandoval (2012), en el que la vuelta al pasado prehispánico se ve desde un enfoque idealizado y romántico, y la tesis doctoral de Francisco Lima Baca, La representación poética del indígena en tres novelas latinoamericanas: “Netzula” de José María Lacunza, “Iracema” de José de Alencar y “Aves sin nido” de Clorinda Matto de Turner (2015), en la cual se estudia una “poética romántica” en la novela y las representaciones del indígena, el padre de familia, el guerrero, la madre y la doncella.

 

Bibliografía

Directa

Lacunza, José María, La cruz del mar. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1845.

-----, Discursos históricos, leídos en la Academia del Colegio de San Juan de Letrán. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1845. Acervo: Mexicana. Repositorio del patrimonio cultural de México.

-----, Notas a la Ilustración del derecho real de España. México, Imprenta de Andrade y Escalante, 1858.

-----, Novisismo Sala Mexicano, o ilustración al derecho real de España, con notas del señor licenciado D. J. M. de Lacunza. Edición corregida y considerablemente aumentada con nuevas anotaciones y refundiciones, relativas a las reformas que ha tenido la legislación de México hasta el año de 1870, por los señores don Manuel Dublán y don Luis Méndez, abogados de los tribunales de la República. 2 t. México, Imprenta del Comercio, de N. Chávez, a cargo de J. Moreno, 1870.

-----, “Netzula”, en Celia Miranda Cárabes, La novela corta del primer romanticismo mexicano. 2ª ed. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1998, pp. 23, 130-151.

-----, “Netzula”, “Pensamientos”, en El cuento mexicano en el siglo xix, vol. i, Los umbrales: de sueños, anécdotas, cuentos e idilios en prosa (1807-1836). Blanca Estela Treviño García (coord. de la serie). Blanca Estela Treviño García, Dulce María Adame González y Alfredo Pérez Pavón (pres., selec. de textos y notas). Alfredo Pérez Pavón (pról.). México, Esfinge/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Instituto Nacional de Bellas Artes, 2013, pp. 217-218, 219-243, 245-247, respectivamente.

 

Indirecta

Lima Baca, Francisco, La representación poética del indígena en tres novelas latinoamericanas: “Netzula” de José María Lacunza, “Iracema” de José de Alencar y “Aves sin nido” de Clorinda Matto de Turner. México, Facultad de Filosofía y Letras-Universidad Nacional Autónoma de México, 2015 (tesis de doctorado en Estudios Latinoamericanos).

Muñoz Fernández, Ángel (est. y recop.), Los muchachos de Letrán: José María Lacunza. México, Factoría Ediciones, 1997.

Orellana, Mariano, Oda para pronunciarse por el niño d. José María de Lacunza y Blenguas en el certamen de primeras letras de la escuela pía del convento de San Diego de México, y dedica su preceptor, fr. Mariano Orellana, al excmo. señor virey Conde del Venadito. México, Impr. de D. Juan Bautista de Arizpe, 1820.

Ortega y Medina, Juan A., “Discurso y cartas sobre varias reformas que parece deben hacerse en el método de algunos de nuestros estudios científicos. Polémica epistolar entre José Gómez de la Cortina y José María Lacunza”, en Polémicas y ensayos mexicanos en torno a la historia [1970]. 3ª ed. Juan A. Ortega y Medina (selec., introd., est. y notas). Álvaro Matute Aguirre (pról. a la 3ª ed). Eugenia W. Meyer (notas bibliográficas y apéndice biobibliográfico). México, Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Nacional Autónoma de México, 2001 (Serie Documental, 8), pp. 79-149.

Perales Ojeda, Alicia, Las asociaciones literarias mexicanas, t. I y II. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000 (Al Siglo XIX. Ida y Regreso).

Pi-Suñer, Antonia, “José María Lacunza Blengio”, en Cancilleres de México: 1821-1911. México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1992, pp. 347-363.

Prieto, Guillermo, Obras completas I. Memorias de mis tiempos. Boris Rosen Jélomer (pres. y notas). Fernando Curiel (pról.). México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2005.

Ruiz Castañeda, María del Carmen, y Sergio Márquez Acevedo, Diccionario de seudónimos, anagramas, iniciales y otros alias usados por escritores mexicanos y extranjeros que han publicado en México. México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas-Universidad Nacional Autónoma de México, 2000.

Sandoval, Adriana, “Dos cuentos del siglo xix sobre indígenas”, Literatura Mexicana, vol. 23, núm. 1 (2012), pp. 43-67.

Valencia Funatsu, Tulia, Una polémica histórica en el “Siglo XIX”, Lacunza-Cortina. México, Facultad de Filosofía y Letras-Universidad Nacional Autónoma de México, 1963 (tesis de maestría en Historia).

Seudónimos:
  • J.M.L.

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