La ópera hoy, la ópera ayer, la ópera siempre forma parte de un importante proyecto para documentar nuestra memoria teatral. Es un verdadero banquete operático este rescate de artículos desperdigados, perdidos en diarios amarillentos de hemerotecas frías y poco frecuentadas; encontrados, salvados, juntos. La paciencia y acuciosidad, unida a una terquedad digna de todo elogio, del investigador Edgar Ceballos nos permite ver, reunidos en un tomo, una antología de los artículos que el poeta Eduardo Lizalde ha escrito sobre un tema que lo ha apasionado toda la vida: la ópera. De otra manera todo este valioso material, nacido de la pluma y el alma con prosa sabia, se hubiera perdido para siempre, como tantas otras cosas valiosas que nuestra incuria y desmemoria ha logrado extinguir. De la línea de poetas-cronistas mexicanos, que nos viene de Gutiérrez Nájera, Prieto, Nervo, Urbina, López Velarde, etcétera, Lizalde, uno de nuestros más reconocidos e importantes poetas vivos, lleva en la sangre desde siempre la enfermedad incurable y mortal llamada "operitis aguda"