Son cinco los poetas de diverso origen reunidos en este volumen. Fonseca Yerena adopta tonos épicos en metros menores y una visión de hechos rápidos, hermética y cantora. Toussaint se propone exponer pensamientos vivos y los reduce a la solución redonda de los textos en prosa. Castillero acierta cuando va al encuentro de su escritura iluminadora, que parte de sus personajes y de sus historias. Villaseñor intenta mezclar la imagen con el juego de voces, que arañan en las paredes del recuerdo. Juan de Dios Vázquez busca el sentido de su voz en el naufragio e inquiere a las palabras con la esperanza del encuentro, para no caer en el vacío y el desamor.