Salvador Elizondo es una luxación. Una ruptura. Una mutilación. ya no es lo mismo crear literatura en México después de él. Y el ejercicio crítico sobre su obra debe responder con los mismos parámetros, porque una literatura no existe sin una crítica capaz no de explicarla, pero sí de dialogar con ella. En Elizondo se concentra un universo temático que no se define a partir de una naturaleza unitaria. Su escritura es una pintura, espejo, fotografía y cine. Pero todo surge del cuerpo. Son pótesis. U órganos. Incapaz de poner frente a nosotros la figuración literal, nos obliga a recurrir a la imaginación interna, de manera que la evocación e invocación no son más que auto refrencias. Leer no abre el mundo, sino que nos despliega el propio. Siendo un gran lector del canon, no podía más que llevar su proyecto literario más allá de lo que sus maestros lo intentaron.