Se estudia en este volumen la obra dramática de Manuel Eduardo de Gorostiza a la luz de los principios en pugna de las escuelas neoclásica y romántica, pero en la forma concreta en que tales principios se presentan en los diversos géneros dramáticos que se practicaban en su época: las bien conocidas comedia de carácter, de enredo y figurón; así como las menos documentadas —entre nosotros variedades de tendencia melodramática: la comedia lacrimosa, la de magia, militar y el melodrama mismo como género novedoso. Igualmente se toma en cuenta la diversidad de prácticas dramatúrgicas en las que casi todos los escritores se ensayaban por igual, a saber, la composición original, la rendición de las obras de teatro áureo y la traducción de las obras extranjeras, principalmente francesas. La imagen Gorostiza que obtenemos entonces, al ubicarlo en su emplazamiento específico, es la de un dramaturgo en transición, ferviente admirador de Moratín, pero atento a las demandas de un público heterogéneo y a los cambios de sensibilidad que le tocó vivir tanto en España como en México.