El atanor es el instrumento central en el laboratorio de todo alquimista. Es un horno de fusión en donde se transmutan los metales, el recipiente en el cual se busca el elixir de la vida, así como la sabiduría total y perdurable. Al igual que un alquimista combina diferentes tipos de metal, las antologadoras conjuntan una serie de textos de diferentes épocas a fin de dar cuenta de tres tendencias místicas del judeocristianismo: la Cábala, la alquimia y el gnosticismo. Como dicen las autoras, "lo sorprendente de las literaturas antiguas es su reverberación hacia todo momento histórico y el deseo que provocan de entender lo que ha sucedido, lo que ha movido a otras mentes, otras circunstancias, la vida espiritual perdida y, por esta vía, hallar la explicación de nuestras propias circunstancias y el sentido de la existencia".