Espero en verdad que el lector encuentre en este libro un puñado de textos que lo asombren, porque lo interesante de las antologías —y que me ha llevado a hacer este trabajo— es la comunión que se da entre lector y poeta; el primero encontrará a lo largo y ancho de las páginas textos que —espero— lo maravillen, que lo toquen, "ese toque de poesía" que lo llevará, acto seguido, a buscar libros completos del autor o autores que le interesaron, que lo conmovieron. Por su parte, los participantes descubrirán un grupo de presencias —conocidas o desconocidas—entre los colegas con los que compartirán las páginas de la antología. Moraleja: lectores y antologados, por igual, saldrán de la lectura de la antología con al menos un rédito visible: para los poetas, haber sido descubiertos por uno o varios lectores nuevos.
Aunque resulte excesivo afirmar que toda antología es un error, como quiere el tópico, en toda antología suele haber algún error, sin que por ello quede descalificada. Como escribe José Luis García Martín, sólo quien nunca arriesga, nunca se equivoca. Incluso el tiempo, el mejor antólogo, con cierta frecuencia deja en el olvido a quien nunca mereció ser olvidado.