Leer tus Crónicas de ultramar, amigo, puede tener muchos sentidos a partir de lo que signifique o resignifique el lector. Para mí su lectura me ha remontado a una etapa de la historia de mi vida. La ha revivido, pues, si bien hemos sido sujetos sedentarios, atados a las certezas y al confort de la vida cotidiana —a veces anodina—, el periplo por el cual nos llevan tus crónicas aviva, despierta la imaginación, esa que reclama su conciencia y objetivación, no en la mera contemplación, sino en la acción. Somos historia, memoria, pero también presente y porvenir. Somos gerundio, es decir, pensamiento, acción y transformación, y así, entre otros méritos que encuentro en tus textos, estimado Toño, destaca la capacidad de articular esta nuestra aldea local con el mundo de la era global que hoy nos constituye, globalmente sí, aunque individualistas, pragmáticos, deshumanizados y sin sentido. Estas crónicas, amigo, están llenas de vida, de interrogantes, evocaciones y anhelos. Llenas de realidad.
Florentino Pérez y Pérez