Construida con la piel y los pasos de una vida real, la narración de Delfina Aguilar hilvana el viaje que toda literatura anhela: partir con la certeza de volver al origen; viajar por las cosas del mundo para volver a uno mismo. Al escrutar en la condición del ser indio mediante la recreación de ciertas prácticas culturales, la autora nos ofrece un retrato conmovedor y ciertamente trágico en algunos momentos, de la doble opresión del ser de las mujeres indias: el lugar en la historia y el lugar en la familia. En este breve relato el lector podrá atisbar, a través de la riqueza inconmensurable de la oralidad viva de los pueblos tojolabales de Chiapas, el péndulo de una cosmovisión que oscila, permanentemente, entre el drama de la indefensión y la resistencia plena de orgullo y alegría.