Dentro del contexto de la revolución científica moderna y en la misma década de los ochenta del siglo xvii, en que en la Nueva España polemizan don Carlos de Sigüenza y Góngora y el padre Kino, sor Juana Inés de la Cruz escribe su Primero Sueño y Cristóbal de Villalpando pinta su cúpula en la Catedral de Puebla. En estas grandes obras alza el vuelo un proyecto epistémico, heredado del Renacimiento, que involucra todavía el cultivo del sujeto, contrastando de manera radical con las metodologías “objetivistas” que impondrán su paradigma en los siglos venideros. Ambas obras novohispanas formulan, desde una visión del hombre como microcosmos, extraordinarios macrocosmos barrocos y es éste un inédito aspecto fundamental en que el presente estudio ahonda.