Juego metaficcional, juego de espejos y malentendidos, este breve volumen cuenta y recuenta una historia donde los mismos hechos cambian a medida que los personajes, que al parecer han decidido revelarse contra su creador, toman la palabra. “Jamás he tolerado que alguien me indique por donde caminar. Si elegí ser escritor fue precisamente por esa posibilidad de elección. Hay ocasiones en que los personajes toman caminos diferentes y yo los dejo que caminen, le doy cuerda al hilo, porque sé que el proceso de creación, el mismo, también es autónomo. Hay un momento en mi escritura que todo fluye de manera natural, es un borbotón de palabras que no puedo refrenar”, escribe Alejandro Molinari en Historia triste de un cuenta historias, novela que cristaliza las obsesiones y rasgos artísticos de este escritor: el humor, los avatares del acto creativo y, sobre todo, la exploración de los pliegues en que la realidad y la ficción se entremezclan.