Desde sus orígenes el cine intereso a escritores, especialmente a los poetas, sus reacciones fueron desde la celebración de un nuevo arte – con todo el bombo y platillos necesarios- hasta el rechazo – nunca la indiferencia- ante un lenguaje monstruoso, mirada de un golem nació esta vez no del taller del alquimista o del laboratorio del doctor frankestein, sino la afición de los hermanos Lumiére a los inventos y a la imagen en movimiento. En México los poetas también reflejan en su escritura la perplejidad y la emoción que en ellos ha despertado a lo largo de sus primeros cien años y es natural que un poeta, el crítico e investigador Ángel Miquel, autor de Gato por liebre (Eco, 1990), Los exaltados. Antología de escritos sobre cine en periódicos y revistas de la ciudad de México. 1896-1929 (universidad de Guadalajara, 1992) y por las pantallas. Periodistas mexicanos del cine mudo (Universidad de Guadalajara, 1995), los convoque ahora en la pantalla de la página para dar cuenta de esa función de estreno de un nuevo siglo en la que los poetas van al cine acompañados por el lector.