Miro a la bestia sonreír. Quince caleidoscopios para observar nuestro mundo, o quizás uno solo en un cilindro de superficie irregular, de tantas caras como cuentos contiene este primer libro de Rodrigo Pardo Fernández. Imagen que toca en el reflejo, silueta oculta que nos guiñe desde las grisallas de nuestro venir. Respuesta visceral en la sinrazón de este presente repleto de máscaras; panorama producto de azogues contrapuestos, diametrales, situados en el ideal y el desaliento o quizás a cuestas del mero destino. Un recuento de los daños, un recorrido por los asfaltos modernos, bajo los neones fríos que no mitigan en la soledad, no iluminan más que lo necesario para crear sombras múltiples, distorsionadas. Quince visiones que algo tienen de polaroid, algo de crónica y otro más de terrible verdad. El lector no recorrerá estas páginas sin dejar de percibir ecos, miedos, deseos... sin dejar de ser tocado, de percibir algún rasgo en los negros e insécticos caracteres de este volumen.
Gerardo Horacio Porcayo