La poesía de Chávez esboza un constante vagar: mirarse a sí mismo es mantenerse en la oscuridad, en lo negro de una sólida penumbra, en la estación de los vasos y las ínfimas tentaciones, donde seguir huyendo y percibir la libertad son lo mismo. En Espinosa el amor es una perdición y la vida puede convertirse en un sacrificio. Borunda incursiona de preferencia en el poema largo; quiere establecer un contacto entre la poesía y las necesidades y sufrimientos de la existencia: el insomnio, la soledad, el ensimismamiento, el silencio, la muerte. Cosío rinde culto a las mujeres, "árbol fecundo y objeto" perenne de sus asombros. Treviño parece preferir el poema breve y la viñeta; busca a su interlocutor para compartir las imágenes, las palabras, los secretos de nuestras percepciones.